El técnico dirigió su último partido al frente del club blanco este sábado.

La 'era Mourinho' se cerró en el Santiago Bernabéu con más ruido alrededor de su figura que fútbol, y una afición, la madridista, dividida entre el apoyo y el silbido al portugués, que presenció con grada semi vacía el último triunfo del Real Madrid, 4-2 a Osasuna, en el cierre de una mala temporada.

Asegura Florentino Pérez que el madridismo está más unido que nunca. Sabe el presidente reelegido por cuatro años más si no se presenta un candidato antes de la noche de este sábado, que su afirmación es una manera de mirar hacia otro sitio y dar la espalda a la realidad. Lo comprobó en el último capítulo de una Liga que el Real Madrid no peleó y ya había perdido en diciembre, en el parón navideño.

El fútbol pasó a un segundo plano. Es la herencia que deja Mourinho, división en el madridismo. Aficionados de espalda al juego para insultar a periodistas señalados por el técnico portugués. Desafíos desde los ultras cantando sin cesar el nombre de Mourinho y siendo respondidos con silbidos del resto de aficionados.

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