Canto, fervor y religiosidad fue lo que manifestó la feligresía católica de la colonia Centroamérica, quienes acompañados del Cardenal Leopoldo Brenes celebraron a la Virgen de Fátima con un acto religioso que inició con la presentación de tres niños, representanto a los tres pastorcitos a quienes se les apareció la Virgen María en su advocación de Fátima para encomendarles el rezo del Santo Rosario, acto que desde ese momento seria el momento de comunión con el Padre Celestial.
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