El Cardenal Miguel, ante miles de nicaragüenses que se encontraban en Plaza de la Fé, pidió al Altísimo y a la Madre Santísima dé fuerzas al pueblo de Nicaragua para seguir luchando con ese entusiasmo que lo caracteriza, "ya no con las armas de guerra, que hemos enterrado para siempre, sino con el amor más fuerte que el amor y el deseo de hacer más prospera a Nicaragua".

 

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