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En punto de las seis de la tarde, Angélica Rivas estaba ingresando al Instituto Alfonso Cortés, centro donde estudia el quinto año de secundaria en la modalidad nocturna para bachillerarse y luego continuar una carrera que le permita mejorar su nivel de vida junto a su pequeño hijo Sebastián, de escasos dos años.
Al ingresar por el portón principal, Angélica saludó al portero del colegio y también a una agente policial que brinda seguridad a los estudiantes del turno nocturno, que por situaciones laborales optan por esta modalidad que garantiza el Gobierno Sandinista en su afán de llevar la educación a todos los sectores sociales y económicos.