Hay individuos que, por su propia naturaleza, jamás podrán ver el rostro de la evolución. Son esos que se quedaron soldados al pasado y que con tonos de reclamo y algunos hasta con altas dosis de odio, usan las redes sociales, haciéndolas no tan sociales, para lanzarse contra personas que como este servidor tienen una visión distinta a la de ellos.
Quienes así actúan no saben de argumentos, carecen de análisis y de visión, no tienen un mínimo de capacidad comparativa que determine el desarrollo o la prosperidad en los tiempos, de manera que no importa que tanto hayamos crecido bajo el gobierno que sea, si no lo hizo el suyo, o él como sujeto no estuvo ahí, entonces nada sirve y por lo tanto no solo no hay que reconocerlo, sino que además de descalificarlo hay que destruirlo, no importa cómo pero hay que hacerlo a cualquier costo, porque quien lo hizo es mi enemigo y este tiene que serlo por siempre, porque a esa triste actitud es que algunos llaman fidelidad a los principios y valores.
Esos tristes referentes de la tragedia y la fatalidad jamás van a reconocer, -porque ellos no lo tienen- el valor que hay en otros: Nunca podrán digerir tu capacidad de entrega hacia un propósito, ni cuanta certeza y efectividad tengas en lo que haces y menos que reconozcan que por resultado tienes el afecto, el cariño y el respeto de los que te rodean o trabajan contigo.
Esos que son la residencia donde habita la envidia jamás verán algo especial en los constructores porque para ellos esa es la anormalidad y siempre su reacción será entonces ver defectos en cualquier parte, consagrarse como detectores de los errores ajenos para hacer sentir al que triunfa y avanza como cualquier cosa, como la cucaracha que son ellos y que te pica para hacerte sentir dolor e infectarte con la ausencia y el vacío que les mata el alma cada día que escupen maldiciones porque lo único que les sobra es odio, resentimiento y venganza porque aquí estamos los que somos y los que somos tenemos un compromiso con Dios por amar la patria.
Nosotros que hemos recibido el fuego graneado de ese odio, en lo personal, en lo grupal, en lo social, en lo nacional, no podemos detener nuestro avance y perder el tiempo demostrando nuestro valor porque nuestro valor es el que nos tiene aquí después de superar errores y contradicciones, de hacer la guerra para alcanzar la paz y hoy encontrarnos a las puertas de un 46/19 siempre más jubiloso que el año anterior y no tenemos que decir por eso que tenemos valor porque no cargamos pesos innecesarios porque limpiamos al país, porque pusimos la basura en su lugar y por eso estamos dando pasos grandes después de limpiar el camino de los tranques que impedían la llegada de las grandes cosas que nos están sucediendo y que apenas son una muestra de maravillas gigantescas que ya se perciben con una gran facilidad.
Hemos andado tal distancia que ya no rogamos ser valorados, sino que simplemente nos admiran por lo que hemos hecho y no por lo que dijimos que haríamos como pasó en otros tiempos donde cada Pinocho que llegaba al poder ofrecía mejorar la vida, pero era la de ellos, la de sus entornos, las de sus amigos, las de sus familiares, pero jamás la de la nación que somos todos.
Esos que atacan a Nicaragua, a los nicaragüenses que vivimos aquí por ser en su mayoría sandinistas y a los que somos un pensamiento que defiende la paz que se conquistó con sangre, nos ven como el objetivo a vencer y a acabar por la vía de la denigración porque quieren que nos convirtamos en ellos y perdieron ayer y serán perdedores siempre porque nunca manejaron el concepto del debate y cuando uno intenta hacer algo por construir esa comunicación en la que dos o más personas opinan acerca de uno o varios temas y en la que cada uno expone sus ideas y defiende sus opiniones e intereses, no se puede, porque tu interlocutor confiere al debate otro significado y es el de o estás conmigo o estás contra mí y cuando esto último sucede la atmósfera no solo se malea sino que acto seguido viene el insulto y la vulgaridad que no deja títere con cabeza, porque no solo se va contra aquel que expresó un criterio diferente al otro, sino que además se lanzan contra la familia, te ofenden a la esposa, te dicen cochinadas de los hijos, insultan a tus padres o cualquier otra bajeza que se vuelve más ofensiva en tanto se hace desde el anonimato de un perfil falso en las llamadas redes sociales.
A lo largo de mi vida me he relacionado con mucha gente porque el medio dónde me desenvuelvo lo impuso naturalmente a lo largo de 43 años como comunicador y entre esos algunos que llegaron a ser amigos, otros conocidos y otros que siempre, por lo que fuera, eran enemigos y ahora más que antes porque les molesta que siga en pie, porque les arde que todos los nicaragüenses que amamos a esta, la única patria que tenemos, la defendamos. Entre esos efectivamente hubo amigos que visitábamos nuestras casas, que compartíamos efemérides juntos, que cheleábamos y reíamos, que nos íbamos de paseo con nuestras esposas y aunque no pensábamos igual o casi igual nos respetábamos, pero esto cambió cuando no me convertí en lo que ellos quisieron o en lo que ellos eran o resultaron ser y francamente amor no quita conocimiento y yo decidí, desde mucho antes que la maldad se revelara en el 2018, estar dónde estoy hoy, no por conveniencia, no por estar bien, porque siempre lo he estado gracias al esfuerzo de mi trabajo, sino que decidí estar aquí porque por esto es que luché toda mi vida y lo seguiré haciendo por lo que resta de ella porque aunque la edad y las energías me venzan y un día no esté aquí, visible ante todos, jamás dejaré de ser periodista y comunicador, jamás dejaré de defender la paz con la que he decidido vivir después de la violencia de dónde vengo.
Hoy Nicaragua vive en calma y en paz en medio de la guerra que nos hace el odio y aunque estamos conscientes que los reyes del caos están ahí como maestros de la anarquía y que estarán creando problemas y profiriendo palabras hirientes, nosotros les vamos a mostrar nuestro verdadero poder y ese poder es detenernos para respirar y pensar antes de reaccionar, así como lo hicimos en el 2018 porque no somos impulsivos, ni nos atrapa la ira y menos el miedo. A nosotros no nos interesa en las llamadas redes sociales, que ya sabemos cómo se manejan, vencer en una discusión, -con la ignorancia no se debate-, tampoco queremos imponernos -la construcción de la Nicaragua de hoy habla por sí sola y hasta el mismo emperador, Donald Trump, lo reconoce- sino que elegimos la calma porque quien la tiene puede enfrentarse a cualquier desafío y no necesito decir que me crean en este tema porque somos vencedores y de ahí que contra los vientos nosotros ajustamos nuestras velas y usamos sus propias corrientes para ir al puerto de nuestras victorias y de nuestras esperanzas.
Para los que se quedaran afuera para el resto de sus días deportados y desnacionalizados por traidores a la patria les decimos con absoluta propiedad que se construye desde adentro y cuando lo logras, como lo hemos hecho todos nadie nos lo podrá arrebatar.
Mientras tanto seguiré defiendo un modelo de sistema justo, solidario, equitativo. Que tiene por objetivo alcanzar la igualdad social entre los nicaragüenses.
Defiendo como ciudadano cristiano la merienda escolar de más un millón trescientos mil niños. Defiendo los sueños a la educación técnica o profesional a la que tienen derecho los miles y miles de jóvenes.
Defiendo con entusiasmo la construcción de carreteras de las que se sirve el productor para sacar su producción. Defiendo las miles de vacunas que se aplican gratuitamente a todos los niños de Nicaragua porque con ellas se reduce enormemente la mortalidad infantil. Defiendo este modelo porque disfruto de las sonrisas felices de aquellos infantes, jóvenes y ancianos que visitan nuestros bellos parques.
Defiendo este modelo porque quiero otros 3000 kilómetros de carreteras para beneficio de todos. Defiendo el sueño de miles de familia de tener una casa digna. Defiendo el derecho del subsidio a los ancianos y pensiones reducidas del INSS. Defiendo el derecho de miles de pacientes con cáncer para tengan esperanzas de vida a través de los equipos oncológicos que se han venido adquiriendo.
Defiendo a este sistema de gobierno porque quiero 20 hospitales más. Defiendo este gobierno porque soy consciente que sin el subsidio al transporte el pasaje andaría en 8 o 10 córdobas no en 2.50 lo que quebraría la economía de los de a pie. Defiendo el Derecho de miles de emprendedores, en las pymes. Defiendo al gobierno porque quiero más instalaciones deportivas que ayuden a la juventud alejarse de los vicios y drogas.
Estoy con este gobierno porque ha sabido defender la soberanía, la independencia de mi patria. Defiendo esta propuesta, la que siempre quise para mi país, porque no se me olvida que mi madre fue campesina y que parte de mi origen entonces es campesino, no se me olvida de dónde vengo, no se me olvida que viví mi infancia y niñez hasta los 9 años en el barrio de los pescadores, de donde fue en INCEI, hoy ENABAS, cuatro cuadras hacia el lago, que desde mi juventud forjada por los más altos riesgos, de los que solo Dios me salvó, se me construyó un espíritu social y de amor por mi país que hoy templa mi criterio y porque quiero que el hijo del más pobre, también tenga la oportunidad de salir adelante y no sufra las inseguridades de una dictadura brutal como la de Somoza ni tampoco por la estupidez de los viciados por el somocismo.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.