La lucha sobre el desarrollo de la tecnología de la Inteligencia Artificial es fundamental para el futuro de la humanidad. Muchos observadores consideran que, igual como en el caso del cambio climático, se trata de una lucha por la sobrevivencia misma de la humanidad. Un reciente artículo de la compañera María Zakhárova, vocera de la Cancillería de la Federación Rusa, enfatiza el elemento geopolítico y geoeconómico del tema al notar como el sesgo neocolonial occcidental es integral al desarrollo de la Inteligencia Artificial por las mega-empresas digitales occidentales.
Este es otro ejemplo del conflicto entre el enfoque de las élites capitalistas del Occidente colectivo, en su loca concentración creciente de riqueza y el enfoque en el desarrollo de la persona humana por parte de gobiernos que responden a las necesidades de sus pueblos, como China y Rusia. Naturalmente, como señala la camarada Zakharova, los prejuicios de quienes suministran los insumos para entrenar la Inteligencia Artificial dictarán sus resultados. Es otra variante del principio básico de computación "basura entra, basura sale".
Desde su inicio, las y los especialistas en la materia han debatido sobre la dirección más válida para asegurar el desarrollo exitoso de la Inteligencia Artificial. En las últimas décadas los mayores recursos de investigación e inversión se han dedicado al desarrollo de los grandes modelos de lenguaje. Estos modelos afirman que el mejor camino hacia una genuina Inteligencia Artificial es por medio del aprendizaje por las llamadas redes neuronales basada en su capacidad de responder a las tareas asignadas por medio de la revisión y análisis a tremendas velocidades de enormes cantidades de datos.
El problema fundamental para este modelo de la Inteligencia Artificial es que no es posible confiar en su capacidad de reconocer y corregir errores. Los grandes modelos de lenguaje pueden reconocer patrones o estructuras sin necesitar constante orientación humana, pero tienen problemas para asimilar contextos desconocidos porque favorecen los resultados de alta probabilidad, no necesariamente los resultados verdaderos. Sus respuestas a las tareas asignadas se basan en una supuestamente exhaustiva revisión estadística de datos del pasado sin tomar en cuenta posibles desenlaces futuros anómalos o alternativos que no obedecen las probabilidades estadísticas.
Por ese motivo, los grandes modelos de lenguaje pueden sufrir episodios de las llamadas “alucinaciones” que resultan cuando sus redes neuronales no tienen suficiente información acertada apropiada y la inventan de una manera espuria. Algunos especialistas afirman que un problema fundamental relacionado con las “alucinaciones” es que estos sistemas no tienen un mecanismo integral que los permite cerciorar la realidad en tiempo real. Intentar corregir este tipo de problema técnica implica significativos costos mayores y soluciones de mucho mayor complejidad. Aparte de estas críticas técnicas, otras personas especialistas señalan la falta de transparencia de los sistemas actuales de la Inteligencia Artificial y su falta de un sentido ético.
Especialistas destacados como Gary Marcus y Subbarao Kambhampati reconocen las fortalezas de los grandes modelos de lenguaje pero insisten en la importancia de reconocer también sus limitaciones como modelos de razonamiento capaces de resolver problemas de alta complejidad. El trabajo de Subbarao Kambhampati ha demostrado como es posible que los procesos lógicos de la Inteligencia Artificial basada en las redes neuronales pueden parecer ser correctos pero todavía ofrecer resultados erróneos. El argumento de estos especialistas es que el concepto de las redes neurales debe de ser combinado con el modo neuro-simbólico de la Inteligencia Artificial capaz de seguir reglas normativas.
Estos especialistas argumentan que de esa manera la Inteligencia Artificial puede desarrollar un modelo cognitivo capaz de obedecer reglas normativas sin depender del aprendizaje de grandes volúmenes de datos. La idea es de lograr una Inteligencia Artificial generativa que produce respuestas a las tareas asignadas basadas en un razonamiento correctamente estructurado y explicable, capaz de asimilar situaciones desconocidas. Estos debates y argumentos son de suma importancia para poder asegurar la aplicación exitosa de la Inteligencia Artificial en los sectores de la atencion en salud, las finanzas, la agricultura, la navegación marítima y aérea y un sinnúmero de otras áreas vitales para la vida humana.
Por otro lado, como explica la Compañera María Zakhárova, “la construcción de un orden mundial justo y multipolar dependerá de la capacidad para frenar los intentos de reproducir en la esfera digital las desigualdades y supresiones neocoloniales del pasado.” Por supuesto, hay una conexión directa entre las políticas de las élites occidentales decididas a imponer sobre el mundo mayoritario su tecnología de la Inteligencia Artificial y su apoyo al genocidio del pueblo palestino, su guerra militar y económica contra Rusia y su guerra híbrida en desarrollo contra China. Todo es parte de su desesperada defensa de las ventajas inmerecidas que lograron durante siglos de la conquista genocida y la esclavitud.
Esta desesperación de las élites occidentales se refleja en la pésima rentabilidad de sus gigantescos niveles de inversión. Se calcula que la inversión en el sector por las empresas occidentales hasta la fecha ha sido de más US$330 mil millones que ha generado ingresos brutos, no ganancias, de menos de US$30 mil millones. Todavía no se han demostrado de manera significativa los proclamados beneficios de mayor productividad, distintos de mejores en la eficiencia industrial como resultado del uso de los sistemas robóticos. Al contrario, encuestas confiables han descubierto que la aplicación de modelos como ChatGPT en los contextos administrativos, gerenciales o académicos puede provocar secuelas imprevistas que disminuyen la eficiencia.
Otro aspecto altamente negativo de la aplicación de los grandes modelos de lenguaje es el imposiblemente desmedido consumo de la energía eléctrica y el agua por sus centros de datos. Se reporta que la Agencia de Energía Internacional prevé un consumo de energía eléctrica por los centros de datos para 2030 el doble del actual, que será equivalente al consumo de energía eléctrica de toda una economía avanzada como Japón. El excesivo consumo de agua para enfriar los centros de data también es un tema que alimenta los argumentos de las personas especialistas que argumentan por un paro completo de la aplicación de la inteligencia artificial por motivo de los irreversibles daños ambientales.
Se calcula que solo las empresas Amazon, Google y Microsoft ocupan más de 630 centros de datos alrededor del mundo con un consumo promedio de agua de dos millones de litros de agua diario por cada 100 megawatts de energía eléctrica, a veces en áreas donde el agua ya es un recurso escaso. Asi que el modelo del Occidente colectivo para desarrollar la Inteligencia Artificial es absolutamente insostenible. Además, como explica la compañera María Zakhárova, todo esto es sin tomar en cuenta la extracción neocolonial de los recursos de países del mundo mayoritario de las tierras raras que son los materiales esenciales para el desarrollo de las aplicaciones tecnológicas de la Inteligencia Artificial.
La respuesta en América Latina a está problemática ha seguido los predecibles patrones ideológicos que prevalecen en la región. La respuesta digna y soberana de los países del ALBA-TCP ha sido una iniciativa de un Centro Regional de Desarrollo de Inteligencia Artificial para América Latina y el Caribe. La iniciativa promueve la autonomía tecnológica para permitir las soluciones apropiadas y relevantes a nuestra realidad regional y nacional. Se dirige a fortalecer los procesos del agregado de valor en las cadenas productivas, promover mayor integración económica a nivel nacional y regional y priorizar a las regiones y poblaciones históricamente marginadas.
La iniciativa reconoce que la Inteligencia Artificial es un nuevo campo de batalla de la guerra híbrida empeñada contra nuestros países por los poderes en declive del Occidente colectivo. El aspecto soberano del Plan Brasileño de Inteligencia Artificial, lanzado en agosto del año pasado ha sido cooptado en gran parte por las empresas norteamericanas Amazon, Google y Microsoft que han ganado beneficios tributarias para sus inversiones en centros de datos en el país. Este trato concesional ante el asalto extractivo a la soberanía de Brasil es típico de los gobiernos de corte socialdemócrata neoliberal y ejemplifica precisamente el neocolonialismo advertido por María Zakhárova.
Los casos de Chile, Uruguay y otros países de la región son similares a lo de Brasil. Se aprovechan los recursos naturales locales en beneficio de las élites norteamericanas y sus contrapartes empresariales locales, dejando ningún beneficio a la población asaltada. Hace falta mayor voluntad política en la región para defender la soberanía nacional de manera suficientemente firme para asegurar una implementación de la Inteligencia Artificial enfocado en el desarrollo humano de los pueblos, en la salud, en la educación, en las actividades productivas, en la prevención y mitigación de desastres, entre tantos otos sectores de la vida nacional.
A nivel de los países del grupo BRICS+, la aplicación Deepseek de China ya ha demostrado ser más competitiva que las aplicaciones occidentales como ChatGPT, siendo más eficiente y con mucho menos consumo de los recursos naturales. Por sí, Deepseek ha demostrado la gran mentira de la supuesta superior eficiencia de capitalismo para promover la innovación. Las iniciativas de China, la India y Rusia para desarrollar la Inteligencia Artificial, y en menor grado del sector público en otros países del BRICS+ como Brasil, Sudáfrica, Egipto y Etiopía, señalan la conciencia entre los países BRICS de la amenaza de la monopolización neocolonial de esta tecnología por el Occidente colectivo.
Igual que nuestros países del ALBA- TCP, los países del BRICS+ tanto en conjunto como a nivel nacional apoyan las inversiones e iniciativas que promueven la soberanía digital tanto a nivel del software como en el desarrollo de la tecnología física requerida. En ese sentido, China, la India e Irán están desarrollando su tecnología de la Inteligencia Artificial por medio de las nuevas disciplinas de la computación cuántica y la computación neuromórfica. Incluso, India y China están desarrollando semiconductores basado en los llamados “photon chips” y explorando el uso de nuevas materiales para superar las limitaciones de la tecnología de los chips existentes convencionales de silicio.
Las nuevas técnicas y materiales para mejorar la velocidad, eficiencia y sostenibilidad de las tecnologías digitales cambiarán radicalmente las vías abiertas para el desarrollo de la Inteligencia Artificial. No es un accidente que son las dinámicas economías de los países líderes del mundo mayoritario, y no las depredadoras empresas mastodontes occidentales, que impulsan estas nuevas iniciativas. Esta realidad es otra señal del avance imparable de la democratización comercial, financiera, y tecnológica de las relaciones internacionales en desarrollo gracias a la colaboración solidaria basado en el respeto y la igualdad entre las naciones y los pueblos del mundo mayoritario.