La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo este lunes que 33 mil 500 soldados fueron desplazados a las fronteras del país como parte de la operación para reforzar la seguridad durante la Copa Confederaciones y la visita del papa Francisco.

"Protegiendo nuestras fronteras, ayudamos a aumentar la seguridad de nuestra propia población y la de los grandes eventos que se aproximan: la Copa Confederaciones, ahora en junio, y la Jornada Mundial de la Juventud Católica (JMJ), el mes que viene, cuando vamos a recibir la visita del papa Francisco", dijo la presidenta en su programa semanal de radio.

La operación comenzó hace diez días y, según Rousseff, ya comenzó a presentar resultados "muy positivos", entre los cuales citó la incautación de "seis toneladas de drogas y de 8 mil kilos de explosivos".

Así mismo garantizó que con esta operación, que es coordinada por el Ministerio de la Defensa y por la Policía Federal, "va a cubrir los 17 mil kilómetros de fronteras terrestres" de Brasil, la mayor parte en la región amazónica.

En la operación participan soldados del ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea, que cuentan con apoyo de tanques blindados, helicópteros y aviones cazas de combate, así como cuatro Vehículos Aéreos no Tripulados (VANT), también conocidos como "drones".

Según las previsiones de las autoridades, los soldados desplazados a las fronteras retornarán a sus cuarteles después de la visita del papa Francisco, que estará en Brasil entre los días 22 y 28 de julio para asistir a la JMJ. La Copa Confederaciones será disputada entre los días 15 y 30 de junio.

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