Mientras en Nicaragua la Navidad se vive en familia, con mesas compartidas, el pollito navideño con sus ricos ingredientes, una rebanada de pan que no puede faltar, abrazos, fe y tranquilidad, en un clima de estabilidad que, gracias a Dios y a nuestro buen gobierno sandinista, nos permite el encuentro entre padres e hijos, amigos y vecinos. En Estados Unidos la escena es otra para miles de migrantes. En vez de una pausa humanitaria propia de estas fechas, el día a día que se vive en el país del norte es con aviones de deportación despegando con personas esposadas, encadenadas y ahora inmovilizadas mediante un método inhumano, corporal, violatorio de los derechos humanos, conocido como WRAP, apodado por agentes y detenidos como el burrito. Todo esto son procesos que continúan, sin interrupción desde que Trump llegó por segunda vez a la Casa Blanca y declaró una guerra indiscriminada contra nuestros hermanos migrantes, en traslados que pueden extenderse hasta dieciséis horas, personas aisladas, sin información clara sobre su destino inmediato, a merced del frío, sin comer nada, bajo una agresión física y psicológica constante que no distingue fechas ni celebraciones.
El WRAP es un dispositivo de inmovilización completo inventado con el pretexto de controlar y neutralizar a personas violentas.
Consiste en un arnés rígido de correas que envuelve el torso, los brazos y las piernas, manteniendo el cuerpo en posición sentada y con nada de movilidad. Las manos suelen permanecer esposadas y ancladas al arnés, las piernas quedan unidas desde los muslos hasta los tobillos y el margen de movimiento es prácticamente inexistente. Permanecer inmovilizado durante horas en esa posición provoca presión constante sobre el cuerpo, dificulta la respiración y genera dolor, entumecimiento y angustia, especialmente cuando se prolonga en vuelos largos bajo custodia. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos comenzó a adquirir estos dispositivos en 2015. Registros públicos muestran un gasto acumulado de aproximadamente 268,500 dólares.
Cerca del 90% de esas compras se realizaron durante los dos gobiernos de Trump.
La versión utilizada por ICE incluye adaptaciones para vuelos largos, como un anillo frontal para permitir que las personas esposadas puedan beber agua o recibir alimentos con ayuda, aunque múltiples testimonios indican que esa asistencia no siempre se materializa, investigaciones independientes reportan que el uso del WRAP en deportaciones se ha registrado desde la primera presidencia de Trump más de 20 casos y que en este segundo período presidencial de 2025 se han documentado muchos casos más.
Las denuncias coinciden en un mismo patrón de comportamiento. Personas que no presentaban conductas violentas fueron inmovilizadas después de protestar verbalmente, solo por pedir hablar con abogados o negarse a abordar un avión. Algunos describen haber sido puestos en el dispositivo en plena madrugada, ya esposados, sin previo aviso, antes de ser trasladados a vuelos intercontinentales. El impacto físico del WRAP o popularmente conocido como el burrito ha sido ampliamente descrito en expedientes judiciales y en entrevistas ante cortes federales de Estados Unidos, dónde se documentan hinchazón severa de piernas, hematomas, entumecimiento prolongado, dificultad para caminar tras el aterrizaje, sensación de falta de aire, presión en el pecho y ansiedad intensa durante el vuelo.
En algunos casos, las autopsias de personas fallecidas bajo custodia en las cárceles de ICE determinaron que la inmovilización fue un factor que contribuyó a la muerte, especialmente en combinación con agotamiento, intoxicación o uso previo de fuerza. La Oficina de Derechos Civiles y Libertades Civiles del Departamento de Seguridad Nacional emitió en 2023 un informe en el que expresó preocupación por el uso continuado del WRAP. El documento señalaba ausencia de protocolos adecuados, deficiencias en la capacitación de agentes y al menos una docena de muertes en la última década en las que el dispositivo estuvo presente como elemento determinante.
A pesar de esas alertas, la práctica continuó y los registros detallados sobre frecuencia y criterios de aplicación no han sido divulgados.
La situación se agravó en este mes de diciembre. Los vuelos migratorios y las detenciones no se detuvieron aún en días festivos, incluidos el Día de Acción de Gracias y Navidad. No hubo suspensión de traslados ni consideración por las fechas. Mientras en Estados Unidos se celebran cenas familiares y la unidad familiar, más personas fueron deportadas y pasaron horas inmovilizadas, con acceso limitado a comida, agua y baños, en cabinas cerradas donde el cuerpo apenas puede ajustarse para calmar el dolor. Datos oficiales indican que en el año fiscal 2025, es decir, el período administrativo que el Gobierno de Estados Unidos contabiliza de octubre de 2024 a septiembre de 2025, murieron al menos dieciséis personas bajo custodia del ICE. No todos los casos están vinculados al WRAP, pero varios informes y demandas señalan que los métodos de inmovilización formaron parte del entorno de detención.
Abogados y organizaciones de derechos civiles sostienen que la falta de registros sistemáticos impide conocer cuántas veces se utiliza el dispositivo y en qué condiciones específicas. Safe Restraints Inc., fabricante del WRAP, ha declarado que el dispositivo no fue concebido para personas no violentas y que su uso indebido contradice las recomendaciones técnicas. Su director ejecutivo reconoció que emplearlo con personas que solo expresan resistencia verbal puede considerarse inapropiado. Aun así, la versión diseñada específicamente para el ICE continúa en uso, adaptada para vuelos largos y operaciones migratorias. Este artículo simplemente confirma lo que todos ya sabemos, el imperialismo yanqui no solo es enemigo de la humanidad, sino que es el mayor violador de los derechos humanos en toda su historia.













