La ofensiva general de la derecha boliviana que cuenta con el apoyo de los medios hegemónicos occidentales; la crisis económica acentuada en el último período y la división interna de las fuerzas de izquierda, presentan un panorama desfavorable para que los movimiento democráticos puedan en las elecciones del 17 de agosto, retener un gobierno que desde hace 20 años ha trabajado para el pueblo.
El gobierno estadounidense y las poderosas compañías de la minería, farmacéuticas y militares de esa nación, apuestan por adueñarse de los ricos yacimientos de litio, gas y de la biodiversidad del país andino y para eso utilizan a personajes y millonarios de las élites bolivianas dispuestos a apropiarse del poder.
Constantes mensajes sobre la crisis económica y financiera (con señales de ser provocada desde el exterior); numerosas encuestas realizadas por compañías occidentales que dan con ventajas a los candidatos de la derecha en contraste con los de izquierda, así como la división interna del Movimiento Al Socialismo (MAS) son exaltados por los medios hegemónicos para desalentar a la población y preparar el escenario con miras a derrocar a las fuerzas progresistas en las elecciones.
Los candidatos a los comicios presidenciales son: Andrónico Rodríguez, por Alianza Popular; Max Jhonny Fernández, por Alianza Fuerza del Pueblo; Manfred Reyes Villa, por Autonomía para Bolivia Súmate; Jorge “Tuto” Quiroga, por Alianza Libertad y Democracia; Rodrigo Paz Pereira, por el Partido Demócrata Cristiano; Carlos Eduardo del Castillo, por el oficialista MAS y Samuel Doria Medina, por Alianza Unidad.
Según las últimas encuestas a la cabeza estarían los derechistas Medina (24,5 %), el expresidente Jorge Quiroga (22,9 %) y Rodrigo Paz (7,6 %), seguido por el izquierdista Andrónico Rodríguez con 7,4 %, y el exmilitar Manfred Reyes Villa (7,2 %).
Como se conoce, en Bolivia al 25 % de la población no la consideran en las encuestas por ser un sufragio rural disperso. Esas comunidades que se reúnen y acuerdan votar por un candidato pero aún no se sabe si lo harán por el voto nulo como promueve Evo Morales o por Andrónico. O sea, probablemente el ganador deba contar con la población indígena como ocurrió en 2020 con la elección de Luis Arce Catacora.
Analicemos algunas características de los tres principales candidatos de la derecha. Samuel Doria Medina, es un empresario multimillonario, y exministro que ha intentado en tres ocasiones ser presidente. Dueño de una cadena de hoteles y de la franquicia de Burguer King en Bolivia, ansía acercarse estrechamente con el presidente estadounidense Donald Trump. Prevé la abolición de los subsidios sociales y el cierre de empresas estatales.
Con ayuda de Washington controla muchos medios de comunicación para influir en los electores. Su posible triunfo conllevaría la caída del nivel de vida de la población, el aumento de la desigualdad, la escalada de las protestas populares y el empeoramiento de la criminalidad.
Jorge «Tuto» Quiroga estudió ingeniería industrial en la Universidad Texas, trabajó para la multinacional IBM y se casó con la estadounidense Virginia Gillum.
En 1988 regresó a Bolivia y se unió al partido Acción Democrática Nacionalista fundado por el dictador y expresidente Hugo Banzer. Ocupó posiciones en el FMI, el Banco Mundial y la Corporación Andina de Fomento. En 1997 fungió como vicepresidente durante la dictadura de Banzer. Sucedió a este último como mandatario en agosto de 2001 hasta agosto de 2002.
Si obtuviera la presidencia, su gobierno quedaría como un protectorado de Estados Unidos que controlaría las riquezas naturales bolivianas mientras se reducirían los programas sociales en la salud, la educación y la cultura.
En cuanto a Manfred Reyes Villa, excapitán pasó a la vida política unido al partido creado por Hugo Banzer. Ha ganado varias elecciones como concejal y alcalde de Cochabamba merced al apoyo de las fuerzas derechistas y fascistas, y al manejo sucio de los medios de comunicación que él controla. Un Tribunal boliviano lo declaró culpable de sobornos y en 2016 lo condenó a cinco años de prisión. Para evitar el castigo, el corrupto se escondió en Estados Unidos para regresar más tarde a La Paz.
Mientras Andrónico Rodríguez, expresidente del Senado, ha sido el designado como la opción de la Izquierda boliviana después de la división del MAS.
Pero innegablemente que el daño mayor para las fuerzas progresistas ha sido la división dentro el Movimiento Al Socialismo (MAS) lo cual acarrea un enorme peligro para las fuerzas democráticas de izquierda y abren las puertas, si no ocurre un cambio, para que la oposición de derecha se alce con la victoria en las elecciones presidenciales.
La obstinada posición del expresidente Evo Morales de presentarse a una tercera elección (pese a que la Constitución lo prohíbe) y sus contradicciones con el actual mandatario Luis Arce ha sido un durísimo golpe para el pueblo boliviano que podría perder, con un posible gobierno de derecha y proestadounidense, todos los beneficios que lograron en los últimos 20 años.
Como dijo el presidente Arce después de renunciar a la candidatura por un nuevo mandato: lo fundamental es la unión de las fuerzas progresistas para derrocar los embates de la derecha.
Esperemos que por el bien del pueblo boliviano y de la unión latinoamericana, las fuerzas de izquierda logren sobreponerse en el año del 200 aniversario de la Independencia de esa nación.
(*) Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de “La Emigración cubana en Estados Unidos”, “Historias Secretas de Médicos Cubanos en África” y “Miami, dinero sucio”, entre otros.