EDITORIAL DE DETALLES DEL MOMENTO: “LA MONEDA DE LA MALDAD”

Por: Moisés Absalón Pastora.

Es difícil, por mucho que nuestro pensamiento sobre vuele las alturas, tratando de encontrar una razón que fundamente lo que algunos le hacen a Nicaragua, -desde afuera por supuesto- divisar una respuesta para descifrar cómo lograron con el poder de sus mentiras afectar seriamente lo que tanto nos había costado antes del 2018.

Aquel que lleno de odio y resentimiento tira la piedra y esconde la mano, pretendiendo creer que nadie lo vio, que el adoquín que lanzó en la frente de su prójimo apenas causó un rasguño, cuando se siente descubierto, como el cobarde que es, entonces se victimiza y trata de convencer a los demás que el culpable es aquel al que agredido y no él y para sus efectos se declara mártir y perseguido para agenciarse piedades ajenas que por supuesto no merece.

Así están algunos habitantes de puchilandia, cargando enormes pecados encima, lo que por supuesto es un piropo -usted escuche o lea mejor- crímenes sobradamente probados y que estridentemente insisten en hacer ruido con el cuento de que son políticos y que la razón por la cual hoy están desterrados y desnacionalizados es por defender al pueblo nicaragüense, de una “dictadura” que además les permitió de todo.

Entre todas esas especies que ya no están aquí, que consumarán sus días dispersos en cualquier parte y bajo el paragua de nacionalidades que nada tienen que ver con la nuestra, que es distinguida y orgullosa por toda la esencia de su historia, hay falsos cristianos que por los ruegos que hacen para que Nicaragua se descarrile o se vaya al fondo del abismo, hacen sacrificados “ayunos” para que el Señor escuche la maldad de sus deseos que no es otra cosa que la validación de sus mentiras.      

Claro, esa especie politiquera, por supuesto reducida y disuelta, apuesta a que sus ruegos son escuchados por el altísimo y entonces tragándose su propia mentira estafan a los incautos maquillándose como santas palomas para que cuando los vean flacos, pálidos y chupados, porque no saben lo que es trabajar para poder comer, entonces ellos puedan decir que su mal estado físico es por el ayuno prolongado que hacen por una Nicaragua que es efectivamente libre, que no necesita ser salvada porque ella ya es salva, bendecida, prosperada y victoriosa por su propia verdad.    
     
Aquí sin embargo estamos claros del por qué estas especies desterradas y desnacionalizadas insisten en crear ambientes que propicien el caos, la anarquía y los actos terroristas que ya conocemos y que tenemos conjurados y es contra eso que los nicaragüenses, que tenemos la nacionalidad de la tierra que amamos, somos la Cruz que mostramos ante ese Drácula, que como el personaje chupa sangre está muerto, aunque sea un cadáver viviente.

Yo escribo desde muchos ángulos sobre el tema y siempre la insatisfacción por no encontrar lo que busco me deja husmeando tras la raíz del problema y en lo único que acierto es que está en el odio, en el resentimiento, en la insaciable sed de figuración y de poder de algunos individuos por realizarse en cualquier área de mando, sin importar la capacidad que tengan, para decidir, porque lo vital para esas personas no es aportar, no es ser solución, sino verse escoltado por guardaespaldas y con cámaras de televisión atrás que les anden sobando la vanidad, que los proyecten bonitos y que los perfilen ante la sociedad como gentes de poder a las que hay que venerar y admirar porque así se dicen “demócratas”, así como lo hacían en tiempos de Violeta, de Arnoldo y de Míster Henry.

En lo particular una conducta así yo la llamo mengalería, pero en lo integral es el gran poder de la mentira que disparada desde diferentes cañones alcanzó notables objetivos en el exterior para hacer creer que su mentira es la verdad y que vale para que el terrorismo, disfrazado de “lucha cívica” valga para hacernos retroceder 50 años al pasado sin que importen las consecuencias que tenga que pagar el futuro.

En Nicaragua el muro de la falsedad, levantado por las más ordinarios y resentidos plumarios de la propaganda, al servicio de quien los hizo traidores representa solamente el odio donde impresionantemente los dólares han dejado claramente al descubierto quienes son los criminales que injurian, calumnian y vilipendian lo que con tanto esfuerzo ha representado la visión de sacar a nuestro país de donde estaba antes del 2007 y que por supuesto chimó a los apellidos de abolengo que como administradores del dólar, que el Tío Sam puso en sus garras y que para hacer la guerra a nuestra paz, emplanillaron a esos que de periodistas no tienen nada y de mercenarios tienen todo.
         
A menudo se dice que las “mentiras blancas” son compasivas y muchos pecados se justifican aludiendo al hecho de que son “necesarios” para alcanzar ciertos fines. En otras palabras: el fin justifica los medios. La mentira, bajo esta tesis, puede ser relativamente buena o medianamente mala. Pero los mandamientos de Dios son absolutos. “No mentirás” es una orden, no una sugerencia ni una frase puesta a discusión y eso es lo que desde el 2018 se hizo de nuestro país, mentir y mentir todos los días y de cualquier forma, por muy baja y ruin que sea la mentira que se siga diciendo.  

La primera mentira relacionada con los seres humanos fue perpetrada por Satanás, en el Huerto del Edén. El engaño del diablo fue exitoso, y el costo de la caída de Eva y Adán fue ser expulsados del Paraíso, además de otras muchas consecuencias. La mentira es un espíritu y conduce a los hombres, y en ocasiones a algunos disfrazados profetas, a decir falsedades con diferentes propósitos, pero todos tienen por motivación el egoísmo, pues el que miente busca obtener algo y en este caso los filibusteros externos e internos, dólares al por mayor.
 
Esos dólares, que aquí entraban por millonadas a través de valijas diplomáticas y que siempre fueron pan para hoy y hambre para mañana, pero recibidos a costo del dolor que propinaron a nuestro país, el de usted, el mío, pero no el de ellos, porque lo quiero decir claro la decisión judicial que les quita la nacionalidad a todos esos mercenarios fue en realidad un proceso administrativo pero ante nosotros, el pueblo, ellos ya no eran nicaragüenses y no por lo que sucedió en 2018, es que desde siempre jamás lo fueron porque vivieron para destruir, para conspirar, para crear a lo largo de ese tiempo en que se creyeron astutos, el escenario para hacer estallar el pretendido de un golpe de estado que fracasó de tajo porque el supuesto asidero de rebelión con el que se quiso revestir era absolutamente falso.      

El mentiroso dice falsedades para atraer la atención, para que le tengan lástima y así estafar a los que tragan cuentos y esos mentirosos siguen en las mismas, desesperadamente pinochando desde la cucarachera de Miami o de Costa Rica para ver si alguien les compra el producto podrido que venden para sobrevivir y por eso con caras de perros apaliados suplican para que les den seguimiento en sus plataformas donde no hay información sino hiel envuelta en odio.  

El mentiroso exagera, para hacer creer a otros, más de lo que es o minimiza para hacer ver lo malo como no tan malo y de eso nos han dado cátedra los mercenarios mediáticos en los últimos años con falsedades bendecidas desde el púlpito donde algunos obispos espiritualizaban el averno de la mentira y santificaban la falsedad desde el altar eucarístico porque llegaron a creer que podían ser líder político, pero sin quitarse la sotana.  

El mentiroso quiere deshacerse de la consecuencia de sus acciones pecaminosas, y no pagar el precio y por eso dicen que la policía secuestra, llamaban a su violencia protestas pacíficas y a la libertad la impunidad destructiva para toda una nación que cuando reaccionó puso a la basura en su lugar y mostrándoles las evidencias los mandó preso y los condenó y como desechos los expulsó del país en calidad de agentes extranjeros porque a quien sirvieron y siguen sirviendo ahora, es al emperador, convicto, criminal y proxeneta de Donald Trump.  

El mentiroso cree ser más listo que otros, abusa de los crédulos y pierde de vista que se puede engañar una vez, dos o tres veces a través del tiempo, pero que con el tiempo no se puede engañar a todos y cuando la mentira es descubierta, el mundo se le viene encima o la tierra se abre bajo las pezuñas del mentiroso y después de eso cualquier cosa que diga es pólvora mojada.

El mentiroso no calcula bien y apuesta a que no será descubierto, pero tarde o temprano la verdad sale a luz y ahora que muchas miserias humanas y pichurrias  están donde deben estar, bien lejos, pero después de haber cantado, mientras estuvieron hospedados en el sistema penitenciario, tras no entender que la amnistía significaba también no repetición, los nombres de los hechores y de los cerebros intelectuales del fallido golpe de estado y cómo lo hicieron y quien les pagó y por esas mismas razones algunos huyeron del país como lo que son, delincuentes porque son los autores vociferantes de la muerte de 199 personas en el contexto de los actos terroristas del 2018 y eso no es mentira, es una monumental e irrebatible verdad.  

El mentiroso dice falsedades para manipular a otros y sacar algún provecho, aunque éste no sea lícito y por esas mismas razones ahora andan dando conciertos en cualquier esquina unos que se creían la trova insustituible de Nicaragua, asistiendo a foros para reunir algo con qué sobrevivir porque aquello que les daba el imperio no les duro mucho ni era para siempre porque el águila real te usa por un tiempo y después te escupe como cualquier cosa y te escupe con asco cuando descubre que eres un estafador y un vividor como lo son todos los mentirosos que el mismo Tío Sam amamantó.

El mentiroso va envolviéndose en una red de la que es muy difícil salir si no se detiene, pero no puede porque por naturaleza en bruto.  Aquellos que dicen mentiras no tienen el respaldo de Dios, sino que abren la puerta al enemigo, quien siempre está listo para entrar, robar, destruir y matar y eso es lo que nos hizo el demonio. En cambio, aquellos que son guiados por el espíritu de Dios viven bajo la protección y el respaldo del Altísimo, quien es fiel y amante de aquellos que le adoran en espíritu y en verdad.

El mundo de la mentira es de esclavitud, mientras que la verdad nos hace libres. Los mandamientos de Dios son para nuestra protección y violarlos trae multitud de sufrimientos porque la mentira destruye y la verdad edifica y confiere razón a quien la tiene y por eso estamos aquí y nos quedamos aquí en nuestra patria, enorgullecidos por la nacionalidad que tenemos.

Una persona que miente vive angustiada constantemente, no tiene un descanso, pero aquel que dice verdad tiene paz en su corazón y duerme confiado y yo estoy seguro que la mayoría de los nicaragüenses dormimos plácidamente porque fuimos la otra cara de la moneda y supimos, todos juntos, decirle al enemigo, al maligno, al diablo que esta nación tiene dueño y que es de Dios y que Él nos hace libres en su inmensa verdad y que sabrá revelarnos el camino hacia la reconciliación efectiva para cumplir su promesa de que Nicaragua será luz a las naciones.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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