Por Hedelberto López Blanch*/ / Colaboración Especial para Resumen Latinoamericano.
https://cubaenresumen.org/2025/08/12/la-doctrina-israeli-de-exterminio- palestino/
Tras cometer durante casi dos años el mayor genocidio del siglo XXI contra el pueblo palestino, ahora el régimen sionista israelí pretende, con el apoyo y beneplácito total de Estados Unidos, anexarse por completo la Franja de Gaza y desplazar a sus pobladores hacia otras naciones del área.
Esa ocupación militar viola todas las leyes internacionales, el derecho a la vida, a la soberanía e independencia de Palestina mientras el mundo occidental, naciones árabes y hasta organizaciones como las Naciones Unidas permanecen impávidas y no han sido capaces de hacer algo para salvar a niños, mujeres y ancianos palestinos de las flagrantes violaciones cometidas por Israel y Estados Unidos.
El pasado 8 de agosto, el gabinete de seguridad sionista aprobó un plan para ocupar militarmente Gaza y con ella la totalidad del territorio de la Franja lo cual ha sido rechazado por numerosos países y también tibiamente por Naciones Unidas. Piensan adueñarse de Gaza y crear un gobierno civil controlado por Tel Aviv.
El presidente estadounidense Donald Trump quien niega que exista genocidio contra los palestinos, y ha propuesto «simplemente limpiar ese territorio», ahora ha declarado que solo a los israelíes les corresponde tomar la decisión sobre Gaza.
Las acciones terroristas y genocidas de Israel están basadas en la llamada Doctrina Dahiya, una estrategia militar israelí que implica el uso de bombardeos masivos, desproporcionados e indiscriminados «contra zonas urbanas para desalentar ataques enemigos».
La doctrina fue formulada por el general Gadi Eizenkot y plantea que la destrucción de infraestructuras civiles puede forzar a los grupos armados a la rendición sin hacer distinción entre objetivos civiles y militares.
Esta doctrina recibe su nombre de la zona de viviendas de los chiítas en Beirut antes de que fuera arrasada por la Fuerza Aérea israelí durante el conflicto entre Israel y el Líbano en 2006 que causó grandes pérdidas de civiles. Tel Aviv la ha utilizado en varias operaciones militares en Gaza, Líbano y Siria.
En una entrevista a la agencia de noticias Reuters en 2008, el general Eizenkot dijo: «Lo que ocurrió en el barrio Dahiya de Beirut en 2006 ocurrirá en todas las aldeas que se utilizan como base para disparar contra Israel. Usaremos unas fuerzas desproporcionadas y causaremos grandes daños y destrucción. Desde nuestro punto de vista, no son pueblos civiles, sino bases militares…Esto no es una recomendación, sino un plan, y ha sido aprobado».
Para esa genocida práctica militar los sionistas utilizan el denominado «bombardeo de alfombra», también llamado bombardeo de área o bombardeo de saturación, que consiste en el uso de cantidad de artefactos explosivos en caída libre, combinadas con bombas incendiarios, cuyo objetivo es la destrucción total de la zona, ya sea para eliminar personal o material militar para crear pánico en la población civil y para desmoralizar al enemigo.
En la tierra arrasada de Gaza por Israel, han sido asesinados más de 60 000 (sin contar los miles enterrados bajo los escombros) heridos alrededor de 200 000, en su mayoría niños y mujeres. Para tratar de expulsar a los palestinos de sus territorios, los sionistas bombardean hospitales, escuelas y prohíben la entrada de alimentos a la zona para eliminarlos por hambre e inanición.
¿Hasta cuándo permitirán los pueblos del mundo y las organizaciones internacionales que continúen las masacres y el genocidio contra los palestinos?
La realidad es que sin el apoyo de Estados Unidos, Israel nunca hubiera podido cometer esas flagrantes violaciones de lesa humanidad.
Solo el accionar de los pueblos podrá detener esa ignominia.
(*) Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de “La Emigración cubana en Estados Unidos”, “Historias Secretas de Médicos Cubanos en África” y “Miami, dinero sucio”, entre otros.
(*) Ilustración de portada: Adán Iglesias Toledo.