Entre las diferentes creencias falsas que caracterizan la demente política exterior del Occidente colectivo, quizás la más fundamental es creer que el Occidente siga siendo el centro global de las relaciones internacionales. Por motivo de este falso supuesto fundamental, las clases gobernantes occidentales interpretan toda iniciativa independiente del mundo mayoritario como una amenaza a su propia, ya desfasada, preeminencia. De su parte, los gobiernos de los países del mundo mayoritario que integran iniciativas como el grupo BRICS+ o la Organización de Cooperación de Shanghai siempre insisten que sus iniciativas no se dirigen con el fin de perjudicar a terceros países. 

En cambio, bajo diversas mentirosas coartadas como la defensa o la estabilidad, las y los dirigentes del Occidente colectivo promueven políticas explícitamente diseñadas a perjudicar a Rusia y China. La proyectada expansión de la OTAN a la región de Asia Este es un intento de reforzar la absurda siniestra política occidental de “contener” a la República Popular China. Al fin de este mes e inicios del próximo, habrán tres eventos que confirmarán de manera definitiva el declive político-económico del Occidente colectivo y la preeminencia de la enorme región eurasiática como el centro global de las relaciones internacionales, como era durante siglos antes del establecimiento del imperialismo europeo. 

El 31 de agosto y el primero de septiembre, habrá la 25 cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai en la gran ciudad portuaria Tianjin, vecina a la capital de China, Beijing. El 3 de septiembre, representantes de muchos países del mundo mayoritario llegarán a China para conmemorar y celebrar el 80 aniversario de la firma de la rendición del imperio japonés a China en 1945. Y entre el 3 y el 6 de septiembre en la ciudad de Vladivostok, en el extremo Este de Rusia, se va a celebrar el Décimo Foro Económico Internacional Oriental.

En el contexto actual de la categórica derrota de la OTAN en Ucrania y el fracaso de la política comercial norteamericana de intimidar a China, India y Brasil, es difícil exagerar la importancia de este conjunto de eventos. Cada uno, de manera diferente, significa y demuestra la derrota del fascismo imperialista, la autonomía de decisión soberana de los países más grandes del mundo mayoritario y su plena independencia de los intereses e influencia occidental. La Organización de Cooperación de Shanghai comprende Belarús, China, India, Irán, Pakistan, Rusia y casi todos los países de Asia Central.  Cubre 25% del territorio mundial con más de 40% de la población del planeta y, medida en poder de compra, produce 36% del PIB del mundo.

En julio del año pasado en la cumbre de la OCS en Astana, Kazajistán, el presidente Vladimir Putin llamó por "una nueva arquitectura de cooperación, seguridad indivisible y desarrollo en Eurasia, diseñada para reemplazar los obsoletos modelos eurocéntricos y euroatlánticos, que otorgaban ventajas unilaterales solo a ciertos Estados". Por su parte, en la misma cumbre, el presidente Xi Jinping advirtió contra “la mentalidad de Guerra Fría del Occidente” y comentó, "Los miembros de la Organización de Cooperación de Shanghai deben consolidar la unidad y oponerse conjuntamente a la interferencia externa frente a los desafíos reales de interferencia y división". 

Los acontecimientos internacionales desde el año pasado han confirmado la relevancia de estos comentarios de los líderes de Rusia y China.  Ejemplos de la interferencia contraproducente del gobierno norteamericano en la región incluyen los recientes conflictos entre la India y Pakistan y entre Camboya y Tailandia, el apoyo militar norteamericano a la rebelde provincia china de Taiwan y a las provocaciones de Filipinas en el Mar Meridional China. Japón y Corea del Sur siguen aceptando significativas fuerzas militares norteamericanas en sus países y organizan ejercicios militares de manera altamente amenazante para China y especialmente en las fronteras de la República Popular Democrática de Corea.

Sin embargo, mientras los poderes occidentales siguen estancados en su histórica postura regional de amenaza, provocación y hostigamiento, los países de la región eurasiática avanzan en el desarrollo progresiva de su integración física y económica.  En el caso de la India, el reciente abrupto aumento de los aranceles sobre sus exportaciones al mercado norteamericano, igual como en el caso de Brasil, han provocado mayor incentivo para diversificar su actividad económica hacia otros países. La India ha mantenido sus importaciones del petróleo ruso, explora como acelerar el desarrollo de su inversión en el puerto iraní de Chabahar, y también gestiona mayores inversiones en infraestructura con financiamiento de los Emiratos Árabes Unidos, otro miembro del grupo BRICS+

También, con financiamiento del Nuevo Banco de Desarrollo del grupo BRICS+, el gobierno de la India invierte en las fuentes de la energía renovable para aumentar la independencia energética del país Como varios observadores han notado, más que el no alineamiento, la prioridad para la India es la estabilidad económica  y la autonomía estratégica, las cuales vienen por medio de mayor integración de beneficio mutuo con sus vecinos eurasiáticos. Esta lógica predomina también en el avance de otras iniciativas importantes para el desarrollo de la región. Por ejemplo, el mecanismo de cooperación sobre el Río Lancang-Mekong que coordina la actividad económica regional entre seis países alrededor de ese vital recurso natural. 

El río origina en la parte noroeste de China y cruce China, Myanmar, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam.  Es de fundamental importancia para la economía regional y este año el mecanismo de cooperación cumple diez años de su implementación. El mecanismo sigue profundizando la conectividad comercial, la infraestructura de transporte, el desarrollo de cadenas industriales y de suministro y el intercambio educativo, científico y cultural. La Cancillería china comentó sobre el aniversario del mecanismo, “Ante un panorama internacional volátil y el auge del unilateralismo, la hegemonía y el proteccionismo, los países de Lancang-Mekong necesitan fortalecer la unidad, mejorar la cooperación y promover el desarrollo común.”  

Otro ejemplo del desarrollo de la cooperación regional es la firma el mes pasado de un acuerdo para adelantar el proyecto de ferrocarril entre Uzbekistán, Afganistán y Pakistán. Este proyecto abrirá otra conexión terrestre entre Asia Central y el Mar Arábigo junto con el Corredor Económico China Pakistán y el Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur. El proyecto consolida acuerdos anteriores y ayudará estabilizar la economía de Afganistán en aras de superar las secuelas de cuarenta años de guerra y veinte años de ocupación extranjera. El ferrocarril será de 648km de largo y tomará cinco años para construir con un costo de US$6 mil millones. Reducirá hasta 40% los costos de transportación entre Asia Central y los puertos del Mar Arábigo y del Océano Indico.    

Este avance en la conectividad eurasiático va de la mano con el desarrollo de la relaciones económicas de los países de Asia Central con China y Rusia. Rusia y China apoyan el proyecto de ferrocarril que une Uzbekistán, Afganistán y Pakistán a la vez que apoyan otra ambiciosa linea de ferrocarril para conectar Uzbekistán, Kirgistán y China. Además, ya se ha probado la conexión de ferrocarril entre la ciudad de Xian en el centro de China y Teherán, la ciudad capital de Irán,  cruzando por Kazajistán y Turkmenistán. Esta ruta ha cortado el tiempo de tránsito de carga entre Irán y China por la mitad, desde más de 30 días por mar, a solamente 15 días por tierra. 

Así que, de manera progresiva, los países de la región eurasiática van reinstalando con la tecnología moderna las históricas conexiones de la Ruta de Seda que dominaban el comercio internacional antes de la edad del dominio marítimo de los poderes europeas, como Portugal, Holanda e Inglaterra. A la par de la recuperación de la conectividad comercial histórica de la región eurasiática, se desarrollan nuevas modalidades de intercambio financiero, de interconexión de la economía tradicional con la economía digital, de combate forense al narcotráfico y el terrorismo, y de intercambio educativo, tecnológico y cultural. Esta proceso de constante cooperación y diálogo entre civilizaciones, basado en relaciones de respeto e igualdad, complementa la cada vez mayor consolidación de la independencia económica de la región enfocada en el desarrollo humano de sus pueblos 

En este contexto regional e internacional, la 25º Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai y el 10º Foro Económico Internacional Oriental marcarán un innegable punto de inflexión en las relaciones internacionales. La región eurasiática asume de nuevo su natural posición central en la economía global por motivo de su extensión territorial, su población, sus recursos naturales, su capacidad productiva y comercial y el legado de sus milenarias civilizaciones. Su desarrollo ofrece pautas valiosas en relación a la unidad, la conectividad, el diálogo y la consistencia de enfoque en el desarrollo humano para otras regiones como África y América Latina y el Caribe. Su importancia se refleja en la asistencia de los gobiernos de más de 20 países y 10 organizaciones internacionales a la cumbre en Tianjin y de más de 60 países en el foro económico internacional en Vladivostok.  

Tiene un significado especial que estos eventos trascendentales coinciden este año con la conmemoración y celebración del 80 aniversario de la firma de la rendición del imperio japonés a China en 1945 después de 14 años de despiadada guerra marcado por terribles crímenes de lesa humanidad de parte del imperio de Japón. China se preocupa por el revisionismo histórico de parte de las autoridades japoneses de la misma manera que Rusia rechaza el revisionismo por el Occidente colectivo de la derrota del fascismo en Europa. En China lo que se conoce como la Guerra de Resistencia Contra la Agresión Japonés se inició en 1931 y terminó en 1945 como parte de la Guerra Mundial Anti-Fascista. 

Igual que en el caso de la Unión Soviética en su lucha ante la Alemania Nazi, en China, de los más de treinta millones de personas que perdieron la vida a manos de los invasores japoneses, la gran mayoría fueron civiles.  El Canciller de la República Popular China, Wang Yi, ha comentado sobre la suprema importancia de este tema en relación a Japón cuando dijo, "Solo enfrentando la historia de lleno se puede ganar respeto; solo aprendiendo de la historia se puede explorar un futuro mejor; solo recordando el pasado se puede evitar desviarse nuevamente por el camino equivocado." 

Ahora Japón, junto con Corea del Sur y Filipinas también, enfrentan la realidad que sus aliados occidentales pierden poder e influencia en el mundo, mientras la región eurasiática asume un indiscutible liderazgo económico y político-militar. Se trata de una evolución civilizacional lo cual el presidente Vladimir Putin ha resumido diciendo, “Hay alguna gente que lo consideran un intento por la República Popular China de poner a alguien bajo su control, pero nosotros vemos justamente lo contrario, solo vemos un deseo de cooperación. Nuestras propias ideas sobre el desarrollo de la Unión Económica Euroasiática, por ejemplo, sobre la construcción de una Gran Eurasia, coinciden plenamente con las ideas chinas propuestas en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. " 

De la misma manera, nuestro Copresidente Comandante Daniel explicó en diciembre 2023, como China apoya “la construcción conjunta de una Cooperación de alta calidad en la Franja y la Ruta, y China acoge con agrado la sinergia activa de Nicaragua en este sentido... China también está dispuesta a fortalecer la Solidaridad y la coordinación con Nicaragua en los asuntos internacionales, trabajar con Nicaragua para oponerse al hegemonismo y la política de la fuerza, promover el desarrollo de un Orden Internacional más justo y racional, y salvaguardar los Derechos e Intereses legítimos de los Países en Vías de Desarrollo… China ya se está convirtiendo a una velocidad que tiene temblando a los Imperialistas de la Tierra, no porque China vaya a hacerle la guerra a nadie, no hay País, ni en Asia, ni en África, ni en América Latina, donde China haya lanzado ni un triquitraca; solo Cooperación, Solidaridad, para la lucha contra la Pobreza, para el Bienestar de los Pueblos.”
    

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