Resumir el complejo significado de la gloriosa victoria de China contra la agresión del imperio japonés y el fascismo mundial requiere tomar en cuenta los acontecimientos internacionales en ese momento histórico, junto con la realidad nacional y el contexto regional. Múltiples factores interactuaban para determinar y alcanzar el desenlace histórico de la rendición de Japón en 1945 después de catorce años desde el inicio de la agresión japonesa en 1931 con su invasión y ocupación de Manchuria, una región norteña de China rica en recursos naturales. Más allá de la derrota del imperio japonés, la guerra contra la agresión japonesa resultó en la total emancipación del pueblo de China gracias al triunfo de su revolución popular y el establecimiento de la República Popular China en 1949.
El sistema de relaciones internacionales anterior a la Segunda Guerra Mundial, acomodaba serenamente el colonialismo de los poderes imperialistas. Los poderes coloniales de Europa ocupaban la mayor parte de África y Asia. Los gobiernos norteamericanos habían colonizado Hawái y las Filipinas e intervinieron permanentemente en América Central y el Caribe, una región donde sus militares ocupaban Nicaragua y Haití hasta 1934. De hecho, en ese entonces, la funesta Liga de Naciones aceptaba como un principio legítimo la doctrina de “esferas de influencia” incluyendo la Doctrina Monroe. Esta realidad hizo completamente inútil la hipócrita denuncia por los grandes poderes occidentales de la invasión japonesa del territorio chino de Manchuria en 1931.
Otro elemento determinante en las relaciones internacionales de ese período era el anti-comunismo de las élites gobernantes norteamericanas y europeas que aceptaron al fascismo en Alemania e Italia por motivo de su ideología anti-comunista. La guerra civil en España de 1936 a 1939 demostró que los poderes europeos simpatizaban más con las fuerzas fascistas del General Franco que con la democracia republicana española que incluía partidos socialistas y comunistas. El imperio japonés compartía esta postura ideológica anti-comunista norteamericano y europeo. En noviembre de 1936 el gobierno de Japón firmó con la Alemania nazi el Acuerdo contra la Internacional Comunista.
Fue en este contexto histórico que los poderes occidentales, de manera arbitraria e injerencista, reconocían al derechista partido nacionalista Kuomintang como el gobierno de China. En 1927, los dirigentes de este partido iniciaron una guerra civil con el objetivo explícito de destruir el Partido Comunista de China y lo perseguía después del 1931 en vez de combatir las fuerzas invasores japoneses en Manchuria. Durante este período ocurrió la legendaria Larga Marcha de 1934 a 1935 por las fuerzas armadas del Partido Comunista de China, la cual vindicó el liderazgo de Mao Zedong e hizo posible la victoriosa revolución china en 1949.
A pesar de este conflicto a nivel nacional, el Partido Comunista de China tomó la sabia decisión en 1937 de promover un frente unido contra la invasión japonesa que amenazaba ocupar todo el territorio de China. El frente unido popular garantizó la exitosa resistencia militar contra fuerzas japonesas equipadas con armas más modernas y con mucho mayor poder de fuego. La resistencia del pueblo unido bloqueó los feroces avances de los invasores y los empantanaba en una larga y amplia guerra de desgaste. Del total de las bajas entre las fuerzas armadas de Japón en la Guerra Mundial Antifascista, 70% fueron infligidas por las fuerzas del pueblo chino.
Cuando el gobierno norteamericano declaró la guerra contra Japón en 1941, fue la resistencia china que categóricamente impidió el despliegue de la plena capacidad militar japonesa a otras partes de la Guerra Mundial Antifascista en Asia. La resistencia china impidió un ataque de Japón contra la Unión Soviética en los años decisivos para la derrota de la Alemania nazi en Rusia de 1941 y1942. La heroica resistencia sobrehumana del pueblo chino hizo posible los rápidos avances de las fuerzas norteamericanas y sus aliados en el Pacífico y en Asia Sur-Este. También facilitó el golpe de remate al imperio japonés cuando el Ejército Rojo de la Unión Soviética rápidamente destruyó las fuerzas japonesas en Manchuria en 1945.
El costo humano para el pueblo chino de la Guerra de Resistencia a la Agresión de Japón y la Guerra Mundial Antifascista fue altísimo. China perdió alrededor de cuatro millones efectivos militares y más de treinta millones de civiles, víctimas de los masivos crímenes de guerra japoneses, además de las enfermedades, el hambre y todas las privaciones provocadas por la guerra. Más de cien millones de civiles fueron desplazados. En 1945, a precios de hoy, la destrucción de la industria, de infraestructura física y de la propiedad publica y privada, fue estimado por las autoridades chinas en más de US$700 mil millones además de todos los costos financieros y sociales.
El indiscutible protagonismo del Partido Comunista de China en la contundente victoria sobre Japón le ganó la confianza y el apoyo masivo del pueblo chino. Bajo el liderazgo de Mao Zedong junto con otros camaradas dirigentes como Zhou Enlai, Zhu De y Deng Xiaoping, el partido asumió el gobierno del país e inició el largo, extremadamente arduo proceso de reconstrucción y transformación revolucionaria. Pero, casi de inmediato, en 1950 con la agresión occidental contra la República Popular Democrática de Corea y las amenazas de guerra a China, se descubrió que la derrota de las fuerzas del fascismo mundial solo había dado lugar a una nueva fase de agresión de parte de los poderes imperialistas.
El falso discurso occidental de democracia y libertad y la esperanzadora fundación de la Organización de las Naciones Unidas reproducía los mismos decepcionantes patrones del cinismo e hipocresía occidental del período de los años 1930s que persisten hoy en día. Esta realidad hace todavía más importante resaltar el significado del 80 Aniversario de la victoria del pueblo chino en la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa y la Guerra Mundial Antifascista. Es un momento que fortalece la verdad histórica contra los deshonestos esfuerzos contemporáneos de exagerar el aporte occidental, por mucho, y minimizar los sacrificios de China y Rusia en la derrota del imperio japonés y de la Alemania nazi.
Estos intentos del Occidente colectivo y de Japón de apoderarse del lenguaje histórico, de re-escribir la historia y hacer olvidar las gloriosas victorias y los inimaginables sacrificios del pueblo chino y de los pueblos soviéticos no son arbitrarias coincidencias. Van de la mano con las políticas agresivas del gobierno norteamericano y sus aliados contra China y Rusia por motivo de la insistencia de los presidentes Xi Jinping y Vladimir Putin en promover relaciones internacionales más justas y democráticas en un nuevo orden mundial multipolar. Igual que en 1945, para el mundo mayoritario el progreso victorioso sin precedentes del pueblo chino significa la apertura de nuevas opciones para el desarrollo humano de sus pueblos enfocado en las aspiraciones y necesidades de la persona humana y el florecer del potencial humano de las familias.
El gobierno de China formuló en 1953 los Cinco Principios para la Coexistencia Pacífica para promover la resolución de conflictos por medio del diálogo, el beneficio mutuo y el respeto a los intereses de otros países. Estos principios forman el marco consensuado para el desarrollo de los países de la Organización de Cooperación de Shanghai y del grupo de países BRICS+. Es una expresión profunda del significado para el mundo mayoritario de la victoria del pueblo chino en 1945 luego de 14 años de cruenta guerra. Desde 2021, el presidente Xi Jinping ha profundizado el compromiso de China con este legado por la paz por medio de las Iniciativas de Desarrollo Global, de Seguridad Global y de Civilización Global que promueven y defienden los elementos esenciales para alcanzar un destino de futuro compartido para la humanidad.
Otro aspecto muy significativo en este aniversario es la incansable insistencia del gobierno de China, junto con el gobierno de Rusia, en el imperativo de recuperar, revindicar y poner en práctica los principios fundacionales de la Carta de la ONU, firmado también desde hace 80 años. Específicamente para China, la fundación de la ONU ratificó las decisiones de las conferencias internacionales de Potsdam y de El Cairo que validaron la devolución por Japón a China de la provincia de Taiwan. La integridad de estas decisiones se selló de nuevo en 1971 con la Resolución 2758 de la Asamblea General que reconoció el principio de una sola China como una categórica norma internacional universal.
La conmemoración del 80 Aniversario de la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial contará con la presencia de las y los dirigentes de Armenia, Azerbaiyán, Belarús, Camboya, Corea Democrática, Cuba, Indonesia, Irán, Islas Maldivas, Kazajstán, Kirguistán, Malasia, Mongolia, Myanmar, Nepal, Pakistán, República del Congo, República Lao, Rusia, Serbia, Slovakia, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Vietnam y Zimbabue. También asistirán representantes de alto nivel de Argelia, Bangladesh, Brasil, Brunei, Bulgaria, Corea del Sur, Egipto, Hungría, Nicaragua, Singapur, Timor Este y Venezuela.
Además asistirán en la celebración del Aniversario representantes de organizaciones como la ONU, el Nuevo Banco de Desarrollo, el Banco Asiático de Infraestructura e Inversión, la Organización de Cooperación de Shanghai, la Conferencia sobre Interacción y Medidas de Fomento de la Confianza en Asia, la Unión Económica Eurasiática, la Comunidad de Estados Independientes y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva. Entre el gran número de personas particulares invitadas a celebrar el aniversario figuran antiguos líderes de Australia y Nueva Zelandia y decenas de las familias de individuos que aportaron a la victoria del pueblo chino en 1945 de países occidentales que incluyen Canadá, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia .
Esta gran afluencia mundial de apoyo y reconocimiento a la República Popular China no es solamente por motivo de su triunfante victoria sobre el imperio japonés en 1945, sino también por su inigualable compromiso moral y cooperación práctica sin par con el desarrollo del mundo mayoritario y la paz mundial. La Iniciativa de la Franja y Ruta de China ahora incluye 150 países. La República Popular China hace realidad la mística de los pueblos revolucionarios para crear espacios y abrir oportunidades donde el potencial humano pueda florecer en todos los ámbitos de la vida nacional de nuestros países. Esta es la esencia del compromiso revolucionario que provoca la despiadada reacción represiva y violenta de las avaras, criminales élites gobernantes del Occidente colectivo.
Hace diez años, en el 70 aniversario de la victoria del pueblo chino en 1945, el presidente Xi Jinping destacó que “La Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa y la Guerra Antifascista Mundial fueron un gran duelo entre la justicia y el mal, la luz y las tinieblas así como el progreso y la reacción.” Diez años más tarde sus palabras son altamente relevantes en otro momento histórico crucial para liberar el espíritu y potencial humano del criminal fascismo que amenaza de nuevo a la humanidad desde Gaza a Ucrania y desde Irán a Venezuela. Ese es el gran significado de este 80 Aniversario que se celebra con tanta razón los pueblos del mundo mayoritario, de China, Rusia y todos los pueblos de buena voluntad del mundo.