Además de las paradisíacas costas bañadas por el océano Pacífico, Nicaragua tiene mucho más que ofrecer. A unos 75 kilómetros al noroeste de Managua, una hora en autobús, se encuentra la vibrante ciudad universitaria de León. El alma del país se revela entre sus museos, sus murales y sus jóvenes entusiastas, donde política y cultura conviven a cada paso.
Una panorámica de “el cerebro de la nación”
No existe León sin su Parque Central, la plaza principal que alberga la Catedral de Santa María de Gracia. Una imponente estructura de estilo barroco colonial, orgullo del país y reconocida por ser la catedral más grande de América Central.
En el siglo XVIII se encontró un antiguo proyecto del arquitecto Juan Bautista de Toledo, donde figuraba el nombre León, aunque nadie sabía si se refería a la ciudad española o a la nicaragüense. El destino quiso que Santa María de Gracia perteneciera a Nicaragua.
Es también el lugar donde descansa la figura más aclamada del país: Rubén Darío. Periodista, diplomático, poeta. Su casa natal es hoy un museo que conserva su legado a través de manuscritos y fotografías.
Tras una larga caminata de doce cuadras se llega al dinámico Barrio de Sutiaba, un barrio que mantiene viva la cultura indígena en un momento histórico en que muchas de sus tradiciones se están perdiendo. Turistas y habitantes de León acuden al barrio para presenciar la peculiar procesión de San Lázaro, la única en el mundo donde desfilan perros disfrazados.
Pero su verdadero espíritu se expresa en la procesión del Santo Entierro, cuando las mujeres mayores confeccionan a mano alfombras de colores que representan la Pasión, en honor a la Semana Santa.
León también destaca por su armoniosa convivencia con la naturaleza: alberga el Zoológico Arlen Siu y el Jardín Botánico Ambiental, donde es posible admirar un bosque mesoamericano sin alejarse del área urbana. Además, el territorio cuenta con la cercana Isla Juan Venado, un ejemplo de biodiversidad animal y vegetal, hogar de numerosas especies de aves, reptiles y crustáceos.
El ritmo pausado es uno de los principales atractivos para los estudiantes europeos, agotados por el frenesí de capitales como París y Madrid. No hay placer comparable al de recorrer los mercados típicos de León, envueltos por el humo y el aroma del café tostado al amanecer.
En las callejuelas secundarias permanecen intactos los testimonios de la revolución del ’79. “Sandino Vive” se lee en los murales de colores donde a menudo aparece también la figura del Che Guevara.
León es un lugar que acoge a quienes llegan con una curiosidad fuera de lo común, ofreciendo un contacto directo con la vida local y con personas que han hecho de la hospitalidad una tradición.
La ciudad avanza hacia el futuro, construyendo su propia modernidad gracias a su brillante universidad. Quien la visita descubre un equilibrio inusual entre sencillez y ambición, entre memoria, revolución e innovación.
Link: Alla scoperta della "Città della rivoluzione": Léon, Nicaragua - 2duerighe













