EDITORIAL DE DETALLES DEL MOMENTO
DIA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
Por: Moisés Absalón Pastora.
Cada 10 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos. Fue establecido así por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en 1950, para difundir los valores consagrados en la Declaración Universal realizada por ese mismo organismo en 1948.
La declaración de los Derechos Humanos está compuesta por un preámbulo, su proclama, 30 artículos y 51 acápites que han sido desde su implementación un pretendido compromiso de los Estados miembros de las Naciones Unidas con sus principios. Desde entonces la dignidad de millones de personas ha mejorado, y se han sentado las bases de un mundo más justo. Aunque aún quede camino por recorrer para que las promesas que recoge se cumplan plenamente, el hecho de que haya perdurado en el tiempo es una prueba inequívoca de la universalidad imperecedera de sus valores eternos sobre la equidad, la justicia, la dignidad humana y el derecho a vivir en paz.
La Declaración nos hace más fuertes a todos y los principios que recoge son tan relevantes en la actualidad como lo fueron en 1948. Debemos luchar por nuestros propios derechos y por los del prójimo. En nuestra vida cotidiana, podemos tomar medidas y participar para defender aquellos derechos que nos protegen a todos y así fomentar la unión de todos los seres humanos.
En consecuencia, hoy no es un día cualquiera, han transcurrido desde aquel 10 de diciembre de 1948 setenta y siete años de esta proclama que, aunque nos muestra un interés universal sobre el tema, lo cierto es que planetariamente naciones poderosas nos quedan a deber sobre el tema, aunque muchas de ellas hipócritamente, empinándose en paradigmas de libertad, justicia y democracia, se han convertido en los principales violadores de los Derechos Humanos en el mundo cuando a nombre de su respeto sojuzgan a naciones a las que por imponer sus calenturas políticas lanzan a las partes de esos pueblos a sufrir las consecuencias de la desestabilización que dictan desde todos sus círculos de influencia.
El principio de universalidad de los derechos humanos es la piedra angular del derecho internacional. Dicho principio, ampliamente mencionado tanto en convenios, declaraciones y resoluciones internacionales sobre derechos humanos, dispone que todos los Estados tienen el deber, independientemente de sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos, así como sus libertades fundamentales.
Nicaragua que acoge plenamente los derechos humanos sigue en esa búsqueda haciendo por sus ciudadanos no un discurso sobre el tema sino un quehacer cotidiano a través de consolidar su paz interna para que los nicaragüenses podamos alcanzar la reconciliación efectiva sobre la que habíamos avanzado hasta el 2018, cuando la más depredadora de las naciones, Estados Unidos, utilizó como mampara criminal de sus fechorías a la Comisión Permanente de los Derechos Humanos, la Asociación Nicaragüense de los derechos Humanos y al Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos, para violar en nuestro país los derechos humanos de los nicaragüenses.
Estados Unidos de Norteamérica que se proclama el adalid de las libertades ha navegado sobre océanos de sangre vendiéndose como el rector de los derechos humanos del mundo llevando a cada puerto que toca la tragedia para cada pueblo que dice liberar haciendo de cada organismo que ocupa una cañonera contra la paz de otras naciones.
Aquí en Nicaragua la nación que era aplaudida por el mundo por su voluntad de salir de su inmenso empobrecimiento, que era reconocida por sus libertades, su democracia y por sus niveles de desarrollo, Estados Unidos sin otra razón que no fuera el intervencionismo solicitado por sus lacayos nacionales, entre ellos los falsos activistas de los derechos humanos, nos la volvieron a hacer financiando toda esa barbarie que violó el derecho humano del nicaragüense a vivir en paz, asesinando a sandinistas, torturando a sandinistas, escupiendo sobre la dignidad del sandinista, quemando las casas de los sandinistas, secuestrando a sandinistas, incendiando instituciones administradas por sandinistas y todo para acabar con la obsesión que le representa el sandinista de Daniel Ortega.
Con toda seguridad estas organizaciones que hipócritamente aquí dicen defender los derechos humanos leerán hoy sendos pronunciamientos culpando a las víctimas sandinistas de lo que sus terroristas nos hicieron hace siete años y lo harán en la sintonía de lo que les dicte y les de a leer el imperio que les financia o les financiaba porque muchos de esos fueron descubiertos como lo que siempre seguirán siendo, estafadores, fanfarrones y oportunistas que hicieron de la conspiración una forma de vivir palaciegamente a costa de la inocencia de los que alguna vez creyeron en ellos.
El tema es que Nicaragua es parte de una lista interminable de pueblos que a nombre de la libertad han visto avasallados sus derechos humanos por la misma mano criminal y partiendo de ahí merecería una especial mención lo que la Casa Blanca le hace al mundo en función de su ofensivo colonialismo imperial.
Cuando hablamos de imperialismo, hablamos de la acción de imponer y es lo que viene haciendo Estados Unidos desde que apareció y empezó a crecer en forma de potencia mundial, accediendo a los diferentes rincones del planeta, implantando o sugiriendo modos de vida, para hacer que su imperio, el norteamericano, se expanda.
Por supuesto, no es como antaño y como se actuaba en los siglos pasados, pirateando de manera encarnada y tomando un territorio a la fuerza. Estados Unidos no vivió esa época. No tiene tantos años de vida. Pero el imperialismo norteamericano, ha estado siempre ocupando lo que nunca le perteneció y denunciando ausencia democrática en cada nación donde haya tesoros que a la casa Blanca le permitan saquear. Eso lo sigue haciendo a través de su fuerza militar, de sus chantajes económicos que son agresiones directas disfrazadas de sanciones, reforzando la guardia pretoriana de cualquier país donde haya agentes de gobiernos sin vergüenza y sin dignidad que se sobran luciéndose como lacayos, que se consolidan en el poder a través de guardias pretorianos formados y adiestrados por los marines yanquis a fin de tener siempre a disposición una cabeza de playa para el desembarco de sus apetitos geófagos que se hacen efectivos asesinando los derechos humanos de pueblos y naciones enteras. Partiendo de la intervención o invasión militar, se han desatado conflictos de tipo bélico por territorios, que han sido pirateados de manera acelerada o lentamente.
A Estados Unidos lo un consideramos imperialismo que política y militarmente hace de los Derechos Humanos cualquier cosa y se acentúa mucho más, cuando las opiniones de la mayoría son diferentes a la suya y es cuando presiona para que se cambien decisiones tomadas y formas de vida para que se adopten otras que se dictan desde la Casa Blanca, para que los guiones vayan con el estilo del emperador de turno y eso es lo que han querido hacer con nosotros, imponernos su “democracia” donde las personas son un número que dejan de ser gentes y como no lo logran con la gran mayoría de este pueblo entonces nos violan los derechos humanos a nombre de una libertad y justicia que ha cobrado la vida de cientos de miles de Nicaragüenses.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.













