La roja y negra nace en Nicaragua como una bandera de combate cuando la soberanía se encontraba mancillada y el país permanecía ocupado por fuerzas criminales imperialistas. La bandera roja y negra surge entonces en los años de lucha del General Augusto César Sandino contra la intervención estadounidense, concebida como estandarte de guerra del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional. La misma fue diseñada con franjas verticales para diferenciarla claramente de la Bandera Nacional de franjas horizontales y en sus primeras versiones, llevaba una calavera con un machete y un fusil cruzados, como mensaje directo de resistencia absoluta frente al invasor. Por registro histórico, es importante recalcar que dicha bandera se levanta para enfrentar al enemigo y para proteger a la patria en el momento más crítico de su historia.
En las montañas del norte, la rojinegra ondeó como actos de defensa, de juramento y de combate. Frente a los marines estadounidenses, Sandino utilizó esa bandera como señal de que Nicaragua no se rendía y que la soberanía tampoco estaba en negociación.
En ese tiempo, la bandera azul y blanco representaba la nación que debía ser resguardada, y la rojinegra se convirtió en el instrumento de defensa cuando el símbolo nacional era arrastrado y humillado por gobiernos peleles y entreguistas. Con el paso de los años, la simbología de la bandera roja y negra evolucionó sin romper su esencia.
La calavera dejó de usarse y quedaron los colores, el rojo y el negro, y más adelante las siglas, señalando el tránsito de una bandera estrictamente militar a un emblema político heredado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Es importante señalar que esta transformación jamás cambió su sentido histórico. La bandera de Sandino siguió representando lucha, resistencia y defensa de la soberanía frente a cualquier forma de dominación extranjera, en diferentes momentos de nuestra historia reciente, la Compañera Rosario Murillo ha explicado el lugar histórico de la bandera roja y negra dentro de esa continuidad sandinista.
Al referirse a su significado profundo expresó textualmente “El sagrado azuliblanco de la patria es sostenido por el rojinegro consagrado de luchas y triunfos. La sostiene y arropa el rojinegro consagrado de la firmeza, la coherencia, la continuidad evolutiva y las victorias.”
En este planteamiento, la rojinegra aparece como madre protectora de la bandera azul y blanco, como abrigo histórico construido desde la lucha.
A propósito, en otra de sus importantes intervenciones, desde su espacio EN DIRECTO, desde la gran audiencia de los Medios del Poder Ciudadano, la Compañera Rosario volvió a dejar claro el carácter defensivo y soberano de la bandera roja y negra al afirmar de manera íntegra “Nuestra bandera rojinegra es la bandera de la dignidad, de la soberanía, de la lucha histórica de un pueblo que no se rinde y que defiende su tierra, su identidad y su derecho a vivir en paz.”
En la Nicaragua de hoy, la bandera roja y negra volvió a levantarse frente al intento de golpe de Estado en 2018, perpetrado por vendepatrias y asalariados del imperio yanqui que intentaron quebrar la paz, incendiaron el país y pretendieron derrocar al gobierno legítimo, encabezado por la Compañera Rosario y el Comandante Daniel. Aquella embestida dejó un saldo de 197 personas fallecidas, entre policías, trabajadores del Estado, militantes sandinistas y personas que estaban en contra del golpe fallido, además de provocar destrucción económica, el levantamiento de tranques de la muerte, ataques a instituciones, quema de edificios públicos y una campaña de terror dirigida contra el pueblo. Sin embargo, esa agresión fue derrotada por la firmeza del Estado y la decisión mayoritaria del pueblo nicaragüense, y quienes encabezaron la intentona golpista fueron aplastados y luego expulsados con la cola entre las patas, primero un grupo de 222 terroristas y posteriormente otros 94 terroristas más, despojados de la nacionalidad por traición a la patria, cerrando así un capítulo de violencia que confirmó nuevamente el papel de la rojinegra como escudo de la soberanía, del orden constitucional y de la paz.
La histórica bandera roja y negra quedó reconocida en el plano jurídico en 2023, cuando la Asamblea Nacional aprobó la reforma constitucional que la incorpora como símbolo patrio junto a los símbolos tradicionales, la Bandera Nacional Azul y Blanco, el Escudo Nacional y el Himno Nacional. La Constitución reconoce a dicha bandera de la lucha antiimperialista de Sandino y de la Revolución Popular Sandinista como parte del patrimonio simbólico de la nación, recogiendo una historia que ya estaba arraigada en la conciencia del pueblo. Se trata del reconocimiento formal de un símbolo ya forjado en la lucha. Reconoce una bandera que nació en combate, que evolucionó con el Frente Sandinista y que ha estado presente en cada momento en que la soberanía de Nicaragua ha sido amenazada. La rojinegra aparece así como una constante histórica frente al imperialismo, frente a la traición de los lacayos, y frente a cualquier intento de dominación.
En fin, la bandera roja y negra sandinista con sus hermosas cuatro letras FSLN debe ser reconocida como nuestra madre protectora, no porque venga a sustituir a la bandera nacional azul y blanco que nos cobija a todos, sino porque se levanta cuando la patria está en peligro. Así ocurrió frente a los marines invasores en los años de Sandino, así ocurrió con el Frente Sandinista en la primera etapa de la Revolución, y así ocurre hoy frente a nuevas agresiones contra la soberanía. Es una bandera de defensa, de resistencia y de afirmación nacional, anclada en la historia y plenamente viva en el presente de Nicaragua.













