Sin duda lo que va a caracterizar el año que viene será la ampliación y profundización del realineamiento de las relaciones internacionales marcado por el declive del poder del Occidente colectivo y el ascenso de la influencia de los países eurasiáticos. Casi todos los países del mundo mayoritario. de manera paulatina o de manera más decidida, giran en su política exterior hacia mayores relaciones con Rusia y China sin querer perturbar, en la medida posible, sus relaciones con los gobiernos occidentales. Se manifiesta esta realidad en el constante mayor acercamiento comercial, financiero y tecnológico entre los países del grupo BRICS+ y de mayor impulso hacia la integración regional de los países de la Organización de Cooperación de Shanghai.
La lógica de integración de la OCS deriva mucha fuerza del mayor desarrollo de relaciones entre la Unión Económica Eurasiática y los países de Asia Central, la complementaria relación estratégica entre Rusia y China y el reforzamiento de la relación estratégica entre Rusia y la India. La expresión física de esta lógica ha sido el desarrollo del Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur, la Ruta Marítima del Norte y diversos nuevos corredores terrestres por carretera y ferrocarril que aumentan la conectividad económica de la región eurasiática internamente, pero también hacia el exterior, con África, Asia Oeste y Europa. Naturalmente, este aumento de conectividad comercial requiere mayor conectividad financiera, independiente del opresivo control politizado del sistema financiero occidental.
Las economías norteamericanas y europeas no pueden competir con el dinamismo y la productividad de la enorme región eurasiática. La respuesta de parte de las élites gobernantes norteamericanas ha sido el abandono de toda norma del derecho internacional para aplicar una guerra híbrida contra todo el mundo. El gobierno de Donald Trump no distingue entre gobiernos aliados o gobiernos antagonistas. Como nos ha explicado nuestro Comandante Daniel, “Habrá algunos Gobiernos que piensan que porque son “amigos” del Gobierno de los Estados Unidos les va a ir bien... Los Gobernantes norteamericanos, el Imperio norteamericano, los Imperialistas de la Tierra no tienen amigos.”
La guerra híbrida norteamericana incluye todo tipo de presión comercial, financiera y política, agresivos aranceles, medidas coercitivas unilaterales, descarada interferencia electoral, intentos de cambio de régimen y abierta agresión militar. Así que, en Asia Este, Japón, Corea del Sur y Filipinas, países militarmente ocupados durante décadas por las fuerzas armadas norteamericanas, se organizan, bajo la presión de las orientaciones del mando norteamericano, para amenazar a China. El gobierno de Donald Trump acaba de acordar suministrar US$11 mil millones de armamentos al gobierno del rebelde provincia china de Taiwan.
Para 2026, Japón aumentará su presupuesto militar por más de 9% a US$58 mil millones. Corea del Sur también ha decidido aumentar su presupuesto militar para 2026 por más de 8% a US$47 mil millones. El gobierno de Filipinas aumentará su gasto militar para 2026 en más de 16% a US$$5 mil millones. De hecho, el bloque de Japón, Corea del Sur, Filipinas y Taiwan junto con la permanente presencia naval y las numerosas bases militares norteamericanas en las islas del Pacífico representan una considerable amenaza militar a China y su comercio marítimo en la región.
Sin embargo, prevalece la realidad económica que los intereses de los países de la región responden, de manera incuestionable, mejor a la integración regional promovida por China que a la importunidad y hostigamiento de los gobiernos occidentales. Es prácticamente imposible que países con importantes economías como Indonesia, Malasia, Tailandia o Vietnam van a seguir el ejemplo de suicidio económico de Corea del Sur y Japón, cuyos gobiernos, igual que en los países europeos, se han comprometido sus países a invertir cientos de miles de millones de dólares en la economía norteamericana. Seguramente, la presión yanqui sobre un país vulnerable como Camboya explica en gran parte la guerra fronteriza de ese país con Tailandia, igual que la interferencia occidental sigue atizando la guerra civil en Myanmar y exacerbando protestas en países como Indonesia que desarrollan buenas relaciones con Rusia y China.
La misma lógica económica rige el desarrollo de las relaciones con China y Rusia de los países africanos. La agencia Xinhua reporta que el comercio entre China y África ha crecido en promedio por más de 14% al año en los últimos 25 años. En 2024 el total del comercio chino con la región sumó a más de US$295 mil millones en comparación con los US$72 mil millones del comercio entre Africa y el mercado norteamericano. Aparte del progresivo aumento del intercambio comercial entre China y África, el nivel de inversión ha seguido una trayectoria similar. China ha financiado cientos de miles de kilómetros de carreteras, decenas de miles kilómetros de ferrocarril, decenas de hospitales nuevas, extensa electrificación rural y docenas de proyectos portuarias, entre muchas otras obras de infraestructura. China también promueve la esencial transferencia de tecnología agropecuaria además de importantes iniciativas de tecnología digital e intercambios culturales y educativos.
Por otro lado, el comercio de Rusia con África se ha aumentado por más del 60 % en los últimos cinco años, alcanzando más de US$24 mil millones en 2024 y fue notable en junio de este año la mayor presencia de delegaciones africanas en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo. El Director of SPIEF, destacó la importancia para Rusia del creciente papel de Africa en la economía mundial, "Nuestra colaboración con socios africanos continúa profundizándose. Desde mesas redondas de negocios hasta diplomacia cultural, estamos fomentando asociaciones a largo plazo que respalden el crecimiento global inclusivo.” La reciente Segunda Conferencia Ministerial del Foro de Asociación Rusia-África en Cairo hizo claro el enfoque hacia África de la política económica de Rusia, que desarrolla importantes proyectos de energía nuclear y de otra infraestructura energética en todo el continente.
En América Latina, se observa un patrón similar. Aunque el comercio de Rusia con nuestra región es relativamente pequeña, suministra insumos vitales para la agricultura, la industria metalúrgica, la medicina nuclear y el desarrollo de la energía nuclear. En junio este año, la agencia Sputnik reportó el comentario de la directora del Comité Nacional ruso para la Colaboración Económica con los Países de América Latina, “Ahora la región se presenta como fuente alternativa de productos, mercancías, tecnologías que antes recibíamos desde Occidente, es decir, desde Europa o desde América del Norte. Y tiene mucho que ofrecer. Al mismo tiempo, nosotros estamos buscando nuevos mercados para productos rusos, entre ellos los de América Latina. Y yo creo que somos dos regiones absolutamente complementarias”. En ese sentido, se nota que la diplomacia rusa desarrolla buenas relaciones con todos los países de América Latina sin importar su postura ideológica, desde sus relaciones estratégicas con Cuba, Nicaragua y Venezuela hasta Chile y Argentina.
De manera parecida, China también mantiene relaciones a base de los intereses de beneficio mutuo con sus contrapartes de América Latina y el Caribe. Desde hace muchos años ha sido el socio comercial más importante para los países suramericanos y su inversión y cooperación financiera ha sido imprescindible para sostener el crecimiento económico en la región. La inversión china en América Latina y el Caribe sumó a más de US$14 mil millones en 2024 y sus proyectos de infraestructura han sido vitales para el desarrollo económico de la región incluyendo importantes puertos y aeropuertos, ferrocarriles, carreteras y plantas energéticas. El Foro China-CELAC en mayo de este año demostró la irreversible fortalecimiento de las relaciones comerciales y financieras entre China y América Latina y el Caribe.
Las élites gobernantes del Occidente colectivo, en vez de apreciar las nuevas oportunidades presentadas por el tremendo desarrollo de las relaciones económicas entre grandes poderes como China, India y Rusia con las demás naciones del mundo mayoritario, lo perciben como una amenaza a su antiguo incuestionable dominio mundial. Y esta incapacidad del imaginario colectivo occidental, junto con su desvergonzado abandono de las normas más fundamentales del derecho internacional, otorga gran importancia y autoridad moral a las cuatro iniciativas globales del Presidente Xi Jinping, de Desarrollo, de Seguridad, de Civilización y de Gobernanza. Estas iniciativas afirman una moderna visión global de Paz y Justicia, respaldada por la mayoría de los gobiernos y pueblos del mundo, de relaciones internacionales más justas y equitativas basadas en relaciones de respeto, cooperación y diálogo entre iguales.
El realineamiento de las naciones y sus pueblos en camino hacia esa visión de un nuevo mundo, constituye la etapa más reciente de la larga lucha de los pueblos contra el militarismo y la agresión de los poderes imperialistas. Ahora, las élites norteamericanas y sus aliados retoman las grotescas formas del fascismo para montar provocaciones contra Rusia y China, los mismos poderes que hicieron posible la victoria sobre la alemania nazi y el imperio japonés hace 80 años. La expresión contemporánea del fascismo se ve en el genocidio del pueblo palestino, el bloqueo contra Cuba y las agresiones contra Irán y Venezuela, las progresivamente más temerarias provocaciones contra China y el demente discurso de las y los dirigentes europeos de prepararse por una guerra contra Rusia que ninguno de sus pueblos quiere.
En cambio, nuestros gobiernos y pueblos al lado de los grandes poderes del mundo mayoritario, abogan categóricamente por la Paz, cómo siempre han dicho el Comandante Daniel y la Compañera Rosario y lo reiteran en su mensaje de Año Nuevo a los hermanos gobiernos del ALBA-TCP: “En el ALBA y Más Allá, luchamos por un Mundo Más Justo, Verdadero, Solidario y Complementario, y en nombre del Redentor y Salvador, Cristo Jesús, decimos que los Cantos de Paz y Buena Voluntad, nos animan a continuar las Batallas para que el Amor en todo su esplendor se instale y seamos ‘Patria de la Humanidad’... El ALBA, como Victoria de Paz y Humanismo, nos une para seguir batallando sin desmayo, por todo lo que creemos y queremos.”













