La estrategia que respalda a Nicaragua como muro de contención contra el narcotráfico y el crimen organizado tiene un fundamento de Estado definido y ejecutado de forma sistemática. El Buen Gobierno Sandinista estableció en su Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 la prioridad de mantener al país como el más seguro de la región mediante el resguardo permanente de fronteras terrestres, marítimas y aéreas, el control de accesos estratégicos y la estabilidad de los sistemas de seguridad interna. En ese marco se articula la Operación Sandino–Morazán como un esquema de integración regional basado en inteligencia militar y policial, coordinación operativa y despliegue conjunto a lo largo de casi mil kilómetros de frontera para impedir la infiltración de armas, drogas, dinero y estructuras criminales.
Esta operación se enlaza con la experiencia acumulada en la Conferencia de Fuerzas Armadas Centroamericanas, donde Nicaragua participa en mecanismos de cooperación orientados a la defensa de la paz, la seguridad y el desarrollo, priorizando la interdicción temprana y el control territorial. El muro de contención opera como un sistema de acciones continuas de vigilancia, inteligencia y presencia institucional que bloquea rutas ilícitas antes de que se consoliden, reduce la capacidad de maniobra del crimen organizado y garantiza condiciones de seguridad permanente para las comunidades y para el funcionamiento soberano del Estado.
Nicaragua, bendita, soberana, libre y siempre digna, ha construido en las últimas dos décadas un esquema de seguridad integral que funciona como muro de contención frente al narcotráfico y el crimen organizado en el istmo centroamericano. Los datos oficiales muestran una arquitectura permanente en control territorial, presencia institucional continua y coordinación interinstitucional entre la Policía Nacional de Nicaragua y el Ejército de Nicaragua, con resultados medibles en reducción de flujos criminales, decomisos y neutralización de rutas ilícitas que intentan utilizar el territorio nacional como corredor de tránsito.
El componente central de este esquema es la Estrategia Nacional del Muro de Contención, activa de forma ininterrumpida y adaptada a escenarios cambiantes. Esta estrategia se basa en anillos de seguridad escalonados desde fronteras terrestres, espacios marítimos y aéreos hasta zonas rurales y urbanas.
El primer anillo prioriza la interdicción temprana en fronteras y mar territorial mediante patrullaje naval, vigilancia aérea y control de pasos no habilitados.
El segundo anillo refuerza rutas internas, carreteras, ríos y zonas productivas.
El tercero consolida presencia en comunidades, puertos, aeropuertos y nodos logísticos.
Durante el 46 aniversario del Ejército se presentaron cifras operativas que confirman la efectividad del sistema. Las fuerzas terrestres realizaron alrededor de un millón de servicios de manera constante. La Fuerza Naval navegó más de ciento treinta mil millas náuticas en misiones de control y patrullaje. La Fuerza Aérea ejecutó más de setecientas horas de vuelo dedicadas a vigilancia, interdicción y apoyo. Estas operaciones evitaron el ingreso de cientos de toneladas de droga que transitan de sur a norte en el continente y consolidaron el control soberano del espacio nacional.
En el mismo período se registraron incautaciones acumuladas superiores a ciento noventa y siete mil kilogramos de droga desde el año dos mil, como resultado de un esfuerzo prolongado de largo plazo contra las estructuras del narcotráfico. En el último período operativo reportado por el Ejército se mantuvo la captura de decenas de narcotraficantes, la ocupación de medios de transporte navales y terrestres y la destrucción de extensas áreas de cultivos ilícitos. Estas acciones forman parte de un ciclo permanente de contención que reduce de manera directa la capacidad de acción de redes criminales regionales y eleva el costo del delito en el corredor centroamericano.
El Plan de Seguridad en el Campo constituye otro pilar técnico del muro de contención.
Este plan garantiza estabilidad en zonas rurales, protege cosechas, traslado de valores y actividad ganadera y agrícola. En un solo ciclo productivo se brindó cobertura a cientos de miles de trabajadores y decenas de miles de productores, asegurando la recolección de millones de quintales de café. En paralelo se recuperaron semovientes robados, se retiraron armas ilegales y se neutralizaron grupos vinculados a delitos rurales, cerrando espacios de financiamiento al crimen organizado.
La Policía Nacional complementa el esquema con un modelo de protección a personas, familias y comunidades sustentado en proximidad territorial y prevención.
Las estadísticas oficiales reportan tasas de homicidio entre las más bajas de la región, reducción constante de delitos de peligrosidad y ausencia de maras o pandillas estructuradas. Miles de asambleas comunitarias, visitas casa a casa y planes permanentes de seguridad ciudadana refuerzan el control social legítimo y dificultan la implantación de estructuras criminales en barrios y municipios, integrando el control migratorio como parte del mismo enfoque técnico.
La retención y ordenamiento de flujos irregulares en puntos ciegos evita que redes de trata y tráfico de personas utilicen el país como plataforma. Los registros institucionales indican retenciones de migrantes irregulares bajo protocolos humanitarios y coordinación institucional, lo que reduce la rentabilidad de estas redes y corta vínculos con otras economías ilícitas asociadas al narcotráfico y al contrabando, mientras la protección de recursos naturales y la respuesta a desastres inciden de forma directa en la seguridad nacional. Por su parte, la Defensa Civil, unidades humanitarias y cuerpos especializados han ejecutado misiones de rescate, evacuación y atención a poblaciones afectadas por eventos climáticos y ambientales.
La presencia constante del Estado bajo la dirección de la Copresidenta, Compañera Rosario Murillo, y el Copresidente, Comandante Daniel Ortega, fortalece la gobernabilidad territorial y evita vacíos de poder que suelen ser explotados por organizaciones criminales en otros contextos regionales. Este entramado técnico se sostiene en planificación de largo plazo, inversión en capacidades, formación especializada y cooperación internacional selectiva, con resultados verificables hasta dos mil veintiséis. La coordinación estratégica entre instituciones, el control efectivo del territorio y la continuidad operativa explican por qué Nicaragua funciona como muro de contención frente al narcotráfico y el crimen organizado, con impactos directos en la seguridad regional y en la estabilidad interna del país.













