La paz, en este año que está por concluir, se mantuvo sobre una base de estabilidad social construida desde la educación pública: más de un millón de estudiantes que completaron el año escolar con merienda garantizada;  jornadas de distribución en todo el territorio nacional, que superaron los cuarenta y cuatro mil quintales de cereal, cuarenta y siete mil de arroz, más de treinta y tres mil de frijoles, cuarenta y tres mil de maíz, harina de trigo y ciento treinta y cinco mil galones de aceite; una cobertura continua en educación inicial, primaria, secundaria en el campo y Escuelas Normales; paquetes escolares distribuidos de manera permanente. 

El Buen Gobierno Sandinista continuó garantizando la educación gratuita como derecho, a diferencia de los gobiernos neoliberales que cobraban y excluían a nuestros niños y jóvenes, todo esto fue de la mano con la expansión de la secundaria rural y de la educación técnica, y la inauguración, hasta noviembre, de seis Academias de Idiomas Brian Willson en Chinandega, León, Masaya, Carazo, Chontales y Rivas con capacidad para formar a más de seis mil jóvenes por año en inglés, chino mandarín, ruso, alemán, francés, portugués y coreano, un proceso que continuará con nuevas aperturas en todo el territorio nacional en los meses siguientes como parte de un conjunto de acciones que redujo la deserción, mantuvo a la niñez y a la juventud en las aulas y contribuyó a la estabilidad social frente a contextos de exclusión y abandono.

El sistema de salud fue otro pilar directo de esta paz que hoy gozamos los nicaragüenses al cerrar el año con nueva infraestructura y funcionamiento pleno, destacando la inauguración del moderno Hospital Escuela Dr. Óscar Danilo Rosales Argüello en León con cuatrocientas sesenta y una camas, once quirófanos, cinco salas de parto, unidad de cuidados intensivos, resonador magnético de tres teslas, tomógrafo de ciento veintiocho cortes, oncología con quimioterapia, más de veinte especialidades médicas y cobertura para varios departamentos del occidente, a eso se sumaron brigadas de salud y clínicas móviles desplegadas en todo el país que solo entre el diez y el quince de noviembre atendieron a más de ciento cuarenta y siete mil familias en dos mil quinientos cincuenta y un barrios y comunidades mediante más de mil cuatrocientas ferias, llevando atención médica donde históricamente no llegaba.

Junto a ello se consolidaron avances continuos en la lucha contra el cáncer cervicouterino, donde entre 2006 y 2025 la mortalidad se redujo en 16,2 %, en 2025 se realizaron más de un millón de estudios para detección temprana frente a los ciento ochenta y un mil cuatrocientos noventa y uno de 2006, el país pasó de una sola clínica especializada a doscientas diecinueve, se incorporaron cuatrocientos setenta y siete equipos de crioterapia, termocoagulación y colposcopias frente a solo tres hace casi dos décadas, se sumaron tres aceleradores lineales, ocho tomógrafos y tres resonadores magnéticos inexistentes en 2006. Se ampliaron a siete los centros de quimioterapia distribuidos en el territorio nacional cuando antes solo existía uno en Managua y se fortaleció el diagnóstico oportuno con veintitrés laboratorios de patología frente a cinco de entonces, configurando un escenario de atención preventiva y especializada que incidió directamente en la estabilidad social y en la tranquilidad de miles de familias nicaragüenses.

La paz también se expresó en una economía que funcionó con estabilidad a lo largo del año, con crecimiento sostenido entre tres y cuatro por ciento, exportaciones que cerraron cerca de los ocho mil millones de dólares, reservas internacionales superiores a siete mil ochocientos millones de dólares, inflación cercana al tres por ciento y un mercado interno abastecido, cifras que se reflejaron en la vida diaria, en estabilidad de precios, circulación del córdoba y confianza económica, mientras el presupuesto público proyectado para 2026 destinó ciento nueve mil millones de córdobas a la lucha contra la pobreza, dando continuidad a programas sociales, servicios y obras que se mantuvieron activos hasta el cierre del año.

Igualmente el empleo y la producción reforzaron ese clima de paz con avances en agricultura, ganadería y agroindustria, más de trescientas cincuenta y cinco mil manzanas sembradas en primera, frijol, maíz y arroz garantizando abastecimiento interno, café con cumplimiento del noventa y siete por ciento de la meta anual, producción pecuaria con más de seiscientas veintisiete mil reses sacrificadas, trescientos sesenta y siete millones de libras de carne, doscientos ochenta y un millones de galones de leche, sector avícola con trescientos veinte millones de libras de pollo y sesenta y seis millones de docenas de huevo, superávit alimentario que alivió la vida diaria de las familias y aseguró mercados abastecidos durante todo el año.

Por otra parte, la vivienda y el desarrollo de los barrios fueron parte directa de la paz cotidiana, con Plan Techo activo durante todo el año y el Programa Bismarck Martínez entregando viviendas de forma permanente, como ocurrió en Managua con la urbanización Camino del Río donde más de cien familias recibieron casas en noviembre, sumándose a entregas semanales en distintos municipios, el acceso a un hogar estable redujo la vulnerabilidad y además fortaleció la comunidad, permitió organizar la vida familiar y dio condiciones para planificar el futuro, factores que incidieron directamente en la convivencia y en la estabilidad social.

La infraestructura vial acompañó ese proceso con obras que mejoraron la circulación y redujeron problemas cotidianos en la ciudades. 

El paso a desnivel Comandante Julio Buitrago resolvió uno de los accesos más críticos de la Carretera Norte en Managua con cuatro carriles, drenaje, iluminación y señalización moderna, la Pista Héroes de la Insurrección consolidó más de nueve kilómetros de conectividad vial, el paso a desnivel de Nejapa avanzó como parte del corredor que enlaza Las Piedrecitas y Siete Sur, mientras la Carretera Costanera avanzó con su primer tramo de treinta kilómetros conectando comunidades, playas y zonas productivas del Pacífico Sur, integrando territorios históricamente aislados, y todas estas obras de progreso no se detienen, por el contrario, pica y se extiende.

El país vivió una verdadera Revolución Deportiva que fortaleció la paz ciudadana con obras en marcha y espacios ya funcionando, visibles a lo largo de todo el territorio nacional. durante este año que está por concluir.

En Managua avanzó la construcción del Multi Estadio Stanley Cayasso, iniciada el 22 de septiembre, concebida como un complejo moderno con un campo principal reglamentario, dos infields para béisbol infantil, graderías para 2,910 personas, camerinos equipados, iluminación profesional, Salón de la Fama rehabilitado, áreas verdes, parqueo amplio y sistemas de seguridad, mientras se inauguró el Estadio Miguel Chocorrón Buitrago con certificación FIFA y capacidad para 2,000 aficionados dentro del Complejo Deportivo Dignidad. 

A estas obras se suman infraestructuras ya concluidas como el estadio Rigoberto López Pérez en León con capacidad para 7,200 personas y equipamiento médico y técnico especializado, el Roberto Clemente en Masaya, el Independencia en Estelí, el Vidal Alonso en Chinandega y nuevos estadios en Bluefields y Bilwi, todos integrados a una red nacional que en 2025 contabilizó 153 estadios, 119 canchas, 29 polideportivos, 13 gimnasios, seis piscinas, seis parques acuáticos y once terrenos destinados a futuras instalaciones. 

Este despliegue incluyó un salto en iluminación deportiva que llevó de cinco a veintiséis estadios de béisbol iluminados y ocho de fútbol, alcanzando zonas históricamente excluidas como Las Minas y Corn Island, acompañado por el crecimiento de academias deportivas de 38 a más de 80 en todo el país, con más de veinte solo en Managua y alrededor de 2,000 jóvenes asistiendo cada día, una presencia constante que ocupó el tiempo comunitario, redujo riesgos y consolidó la convivencia como parte concreta de la paz ciudadana que cerró este año con estabilidad.

Pero además, la equidad social también reforzó ese clima de paz con participación femenina institucionalizada, Nicaragua cerró el año entre los primeros lugares del mundo en equidad de género, con aplicación efectiva de la Ley 648, más de cuatrocientas Comisarías de la Mujer en funcionamiento, mujeres al frente de ministerios, alcaldías y programas productivos como Usura Cero y Hambre Cero, un liderazgo femenino que tuvo impacto directo en la cohesión comunitaria, en la prevención de la violencia y en la estabilidad territorial durante todo el año.

Por otra parte, la Ley de Zonas Económicas Especiales vinculadas a la Franja y la Ruta estableció reglas claras para inversión, empleo formal, encadenamientos productivos y transferencia tecnológica en el Pacífico, el Caribe y el norte, sumado a una cobertura eléctrica cercana al noventa y nueve por ciento con matriz renovable, proyectos de agua potable y saneamiento activos y una presencia institucional constante en todo el territorio nacional, factores que sostienen la tranquilidad social, importante señalar que Nicaragua fortaleció sus relaciones económicas y respetuosas con Rusia, China y se abrió a otros importantes mercados en el mundo.

La paz que hoy goza el pueblo nicaragüense atraviesa todo este artículo y nos lleva, de manera natural, a un reconocimiento especial a la Copresidenta de Nicaragua, Compañera Rosario Murillo, no solo por liderar las instituciones y los programas sociales que beneficiaron al pueblo a lo largo de este año y que ya se preparan para fortalecerse en el 2026, sino porque actuó como artífice y presencia constante en la preservación de la paz, con una cercanía permanente que cuidó cada equilibrio, cada avance y cada momento sensible del país, fungiendo como una madre protectora de la paz nacional, porque sin paz no hay trabajo, no hay salud, no hay educación, no hay progreso y ningún país logra avanzar, hablar de paz es hablar de la Compañera Rosario Murillo, y hablar de la Compañera Rosario Murillo es hablar de la paz.

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