"Oraré por la paz en mi país y por el bien de mi familia y de mí mismo", dijo Hassan, un peregrino sirio quien se está preparando para la Hajj de este año, la peregrinación anual de los musulmanes a La Meca en Arabia Saudí.

Hassan es uno de los más de un millón de peregrinos sirios que han llegado de todo el mundo a La Meca, la ciudad más sagrada del islam, para el evento anual que, de acuerdo con el Tribunal Supremo saudí, comienza el 22 de septiembre.

En total, se espera que más de dos millones de musulmanes de todo el mundo viajen al poblado reinventado en un desierto en Arabia Saudí para uno de los rituales religiosos más importantes en toda su vida. El gobierno saudí dice que está listo.

De acuerdo con las doctrinas del islam, todos los musulmanes, si las condiciones físicas y económicas se lo permiten, deben ir a La Meca al menos una vez en su vida para participar en la Hajj.

Las fechas del ritual islámico más importante se encuentran entre el octavo y decimosegundo días de diciembre en el calendario lunar islámico, pero la fecha exacta en el calendario gregoriano varía cada año pues el año islámico tiene 11 días menos que el otro sistema.

Además de las fechas, los peregrinos también siguen un itinerario rígido de Hajj, que incluye un gran ritual religioso en Masjid al-Haram, o la gran mezquita de La Meca, que es la mayor de su tipo en el mundo.

Allí los peregrinos caminan en sentido de las manecillas del reloj alrededor de la Kaaba, un edificio en forma de cubo en el centro de la mezquita. Luego se dirigen a Mina, a unos siete kilómetros (km) de la gran mezquita, para orar y pasar la noche en tiendas de campaña, antes de seguir hacia Arafat, un terreno yermo y plano a 20 km al este de La Meca, y luego hacia Muzdalifah, un área entre Arafat y Mina, para celebrar el Eid al-Adha, o la Fiesta del Sacrificio.

La organización de esa congregación de millones en un lugar condensado durante unos días representa en gran medida un calvario para el gobierno saudí pues hasta la más mínima falla durante la preparación puede conducir a un error fatal.

A lo largo de la historia, la Hajj ha sufrido ataques terroristas, disturbios, estampidas, inundaciones e incendios. El más reciente fue uno en 2006, cuando más de 300 personas murieron durante una estampida.

En los últimos 10 años, el gobierno saudí ha estado ampliando y modificando las instalaciones de la Hajj para garantizar la seguridad de los peregrinos y evitar accidentes de seguridad.

Desde 2011 el gobierno ha invertido 21.300 millones de dólares para agrandar la Masjid al-Haram que, cuando concluyan los trabajos en 2016, permitirá que más de dos millones de musulmanes oren al mismo tiempo, o que 100.000 peregrinos caminen alrededor de Kaaba.

En 2010, Arabia Saudí puso en operación tres trenes ligeros para transportar a los peregrinos entre Mina, Arafat y Muzdalifah, lo que representó un contrato por 1.800 millones de dólares con una compañía constructora de China.

Este año, el gobierno saudí gastó más de 6.000 millones de dólares en decenas de miles de tiendas de campaña blancas, equipadas con aire acondicionado y tapetes en los tres sitios de oración, para que los peregrinos descansen, lo que la convierte en la "ciudad de tiendas de campaña" más grande del mundo. Anteriormente, los peregrinos tenían que dormir al aire libre o en tiendas de su propiedad.

De acuerdo con el ministro de la Hajj, Arabia Saudí está ofreciendo este año una gran variedad de servicios a los peregrinos, incluidas conexiones aeroportuarias, alojamiento, transporte entre los sitios de oración y apoyo médico, entre otros.

Esos servicios involucran a 100.000 elementos de seguridad y bomberos, 23.000 trabajadores municipales, 25.000 médicos, 10.000 barrenderos y más de 100 barberos, pues los peregrinos necesitan rasurar por completo la cabeza luego de la peregrinación, lo que simboliza un nuevo inicio.

A pesar de los miles de millones gastados, la Hajj aún parece un buen negocio para los saudíes. Los medios de comunicación locales dicen que durante la Hajj cada musulmán extranjero se gasta aproximadamente 5.000 dólares, y que cada peregrino saudí destina alrededor de 1.400 dólares, lo que se traduce en alrededor de 9.000 millones de dólares tan sólo para este año.

Mientras ampliaba la gran mezquita de La Meca, las autoridades saudíes comenzaron a emitir los permisos para la Hajj en 2012, para intentar reducir la población total de peregrinos. Aunque sólo los peregrinos con permisos pueden participar en la Hajj, un gran número de peregrinos ilegales se las han arreglado para llegar a La Meca en los dos últimos años. Eso ha obligado a las autoridades este año a reforzar las revisiones de seguridad en cada entrada a La Meca y a aplicar un periodo de cárcel de seis meses o una multa para quienes no cumplan el requisito.

Además de las preocupaciones de seguridad, otro desafío que enfrentan los peregrinos es el Síndrome Respiratorio de Medio Oriente o MERS. Desde que se confirmó el primer caso en Arabia Saudí en junio de 2012, el coronavirus ha matado a más de 500 personas y convertido al reino en el país más afectado por la enfermedad.

El gobierno saudí ha declarado cero infecciones entre los peregrinos de la Hajj en los últimos tres años. Como un estudio señala que la mayoría de los camellos portan el MERS, la autoridad ha prohibido el acceso de camellos a La Meca, así como el sacrificio de camellos durante el Eid al-Adha.

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