Al recordar a los que nos han antecedido, lo hacemos con profundo respeto, consientes que nosotros – los que aun vivimos- caminamos hacia ese mismo rumbo, como viendo al invisible, preparándonos para el trance de muerte a vida. Hoy presentes y mañana ausentes. Pero mientras estemos en este cuerpo terrenal nuestra misión debe ser de servicio a los demás, porque el que no vive para servir, no sirve para vivir. “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”.
Rvdo. Miguel Ángel Casco González
Presidente de la Coordinadora Evangélica-CEPRES