Monseñor Romero nunca hubiera sido capaz de pensar en desgraciar a nadie. No estaba en su naturaleza. Báez, en cambio, exaltó las atrocidades cometidas para dar un golpe de Estado: “los tranques fueron una invención extraordinaria”.
Gladys Báez estaba en una casa de seguridad, en Managua, cuando se le ordenó marchar a la montaña. Desde hoy se llamará Adelita y será la primera mujer en la guerrilla de Nicaragua.
La nación ha sufrido injerencias políticas, intervenciones militares y el avasallamiento de las potencias, pero más que esas desnaturalizadas acciones foráneas, Nicaragua ha padecido las funestas secuelas de una clase señorial decadente y apátrida.
El poeta nicaragüense Jeremy Cerna, radicado en Alemania, comparte un escrito donde explica el porqué los grupos de la extrema derecha odian al pueblo, a la clase trabajadora en nuestro país agrupada en nuestro FSLN.
Hasta diciembre de 1972 se decía que Managua era una de las capitales más bonitas de Centroamérica, incluso mejor que San José en nuestra vecina del sur. Entonces su población se calculaba en 400 mil personas y era una ciudad que empezaba a crecer del cen
Como la corriente, que no se puede contener. Como el incesante goteo de agua que parte en dos la roca más grande. Como el cedro que en pleno verano no implora la lluvia. ¡Somos la dialéctica de la permanencia y el cambio
No debemos, al menos yo no debo, obviar que el mayor de los daños, más que lo económico, que al final lo material se repone y hasta por algo mejor, más que las muertes que nos duelen a todos, independientemente de los signos políticos e ideológicos.