La humanidad ha enfrentado numerosas y terribles epidemias, todas ellas capaces de acabar con millones y millones de personas. Ni las películas más cruentas de ciencia ficción son capaces de hacerse eco de la enorme tragedia a la que nos hemos enfrentado
Es al pueblo laborioso al que le ha tocado pagar, con sacrificios y penurias, la enorme factura de la barbarie perpetrada por una desalmada cúpula que se agenció de violentos antisociales para destruir el país por ambiciones y/o rencores de vieja data.
Después de pleitos profundamente mezquinos, de descalificaciones entre los mismos, que es lo mejor que pueden hacer, de nuevos partos advirtiendo del surgimiento de siglas que se inventan y reinventan, de sacadas de lenguas.
La representación minoritaria de nuestra clase política ante su propio fracaso y la imposibilidad de salir de él hace que miremos hacia un lugar, mientras que lo más importante está en otro sitio muy diferente.