“Son unos verdaderos asesinos, yo pido justicia por favor, ayúdenme por favor, esto no se puede quedar así (sin castigo) era mi madre, era un ser humano, ella tenía derecho a vivir y morir hasta que Dios quisiera”, exclamó de manera desgarradora Glenda Ruiz, hija de la señora Vilma Gómez Martínez, una de las cinco víctimas mortales del cobarde ataque perpetrado por sujetos llenos de odio y rencor que amparados en la oscuridad de la noche, atacaron con armas de fuego a una caravana de autobuses que regresaba del acto de celebración del 35 aniversario de la Revolución Sandinista en la Plaza La Fe San Juan Pablo II.