Luego de diez días en la capital, miles de devotos y tradicionalistas despidieron a Santo Domingo de Guzmán dejándolo en la Iglesia Las Sierritas, templo donde permanecerá otro año recibiendo a hombres, mujeres y niños, quienes llenos de fe se acercan a la diminuta imagen para pedir milagros o agradecer por los concedidos.