Los altares que rinden homenaje a La Purísima Concepción de María en la Avenida de Bolívar a Chávez, resplandecen como la muestra palpable de que Nicaragua es un pueblo cristiano y cuida sus tradiciones religiosas.
Los altares evocan la identidad nacional, las tradiciones populares, nuestra fauna y naturaleza, nuestros mares y lagos, haciendo que cada visitante lo admire y los aplauda.
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"Para serle sincera ya he venido tres veces porque me encanta el ambiente, es una tradición de muchos años, es parte de nuestra cultura y como es parte de nuestra cultura hay visitarlos, hay que vivirlo, sentirlo y cada año son más bellos, cada año hay una nueva forma de como lo arreglan, pero siempre con su origen que es la tradición del pueblo mariano", dijo Martina Espinoza, pobladora de la colonia San Antonio del Distrito II.
Doña Martha Ali calificó los altares como bellos y hermosos, que cada año se superan en sus diseños y colores.
"Todos los años ha venido, todos los altares son lindos, muchas veces he venido y les digo que deben venir a verlos, a apreciarlos por que cada uno demuestra identidad nacional", dijo Ali.
Los altares además de tener como protagonista principal a nuestra Virgen María, también tiene elementos propios de Nicaragua, algunos están adornados con flores naturales, en otros figuran nuestros juguetes tradicionales de Masaya, evocan nuestra naturaleza, los volcanes, nuestros ríos y lagos.
"Están muy lindos los altares, me vine desde las Américas Uno con mi hija, siempre he venido a verlos, los primero que he visto son hermosos y gusta más con toda la avenida iluminada con los colores de la Navidad. Las calles se ven hermosas, la virgen luce preciosa", dijo doña Karla Patricia Martínez que llegó acompañada de su hija Kendra de 9 años.
Y como parte esencial de la avenida llena de luces y música Mariana, están los emprendedores que ofertan diversidad de productos como alimentos, adornos navideños, zapatos y juguetes tradicionales de madera.
"La Gracia y la misericordia de Dios nos acompaña siempre en estos días de alegría, y agradecemos también al gobierno que nos deja trabajar en estos lugares sin cobrarnos nada, hay seguridad con la policía, aquí estamos vendiendo", dijo Roxana García de Monimbó, Masaya.
Entre los juguetes de madera que encuentra aquí están los carritos que cuestan 120 córdobas, la carretita a 140, la palomita a 50 córdobas y marimbitas de adorno a 150 y otras más grandes a 200.
"Gracias a Dios no hemos dejado de vender, hacemos la gloria de nuestro padre y siempre llevamos nuestro dinerito para la comida, Dios no se desampara a su pueblo", agregó García.