La miseria es la estrechez, la penuria, la pobreza muy acentuada y quien la padece es quien sufre todo tipo de privaciones y limitaciones; es no contar con los recursos necesarios para satisfacer las necesidades materiales más básicas, es decir es quien no tiene dinero para comprar alimentos y remedios o posibilidades de acceder a la educación y a los servicios de salud, por citar otros inconvenientes.

Ese tipo de miseria que es económica y social agravada por un mundo egoísta, indiferente, más preocupado por generar muertes que por salvar vidas en Nicaragua es una condición heredada por gobernantes desalmados que por interesarse solo en ellos se olvidaron de la inmensidad de la población, mientras que nosotros ahora vemos a esa miseria como un enemigo a vencer y lo estamos haciendo con educación, salud, viviendas, carreteras, trabajo y progreso.    

Sin embargo hay una miseria que nada tiene que ver con la económica y social que combatimos y vencemos, esa es la “MISERA HUMANA” la que abriga en su inframundo a la brujez, perversidad, ruindad, tacañería, mezquindad y otras cosas más, que según la Biblia, son el estado más elevado del desacuerdo con Dios y Sus leyes lo que nos indica un medio para identificar lo más bajo que del instinto y posesión diabólica pueda tener alguien porque este término se emplea para referirse a una persona o personas que manifiestan una clara falta de valores, de afectos e incluso de caridad hacia los demás.

LA MISERIA HUMANA es la condición de aquel que es ruin, abyecto, hipócrita, avaro, malvado; es la de aquel que tiene penetrada el alma por el odio, el resentimiento y la envidia; es un indigente que no conoce ni de valores ni de principios porque su naturaleza es mezquina y descorazonada y en consecuencia es un cuerpo cargado por el virus de la destrucción y la desesperanza que anda siempre en busca de la mentira para cargar el camión de basura que anda encima para lanzarla a los demás.

Las MISERIAS HUMANAS son en esencia la hipocresía personificada en cada uno de los rostros que la identifican y que como aguas estancadas expiden tufos fétidos porque lo que transpiran son heces fecales donde abunda toda la perversidad concentrada que solo puede albergar el cuerpo del maligno que se alimenta de la manipulación, la mentira y la falsedad que de nuestra Nicaragua han hecho las Pichurrias vende patria, que todos los días allá donde están, dónde hasta ahora los soportan, no hacen otra cosa que alejarse más de la nacionalidad nicaragüense que equivocadamente tuvieron y que la dignidad y el respeto que merece nuestra nación les arrebató tal y como correspondía.

Por estas MISERIAS HUMANAS hay personas y familias que manipuladas y estafadas vieron que la vida les cambió tristemente para mal porque fueron lanzadas a tratar de asesinar la paz, la estabilidad u la tranquilidad. Los que así lo hicieron debieron entender que el que las hace las paga, que toda acción tiene su reacción, que, el siembra vientos cosecha tempestades, que una minoría no puede contra la mayoría de todo un pueblo, que toda decisión tiene consecuencias y que Dios nos concedió el libre albedrio para distinguir el camino del bien y del mal.
       
Las MISERIAS HUMANAS nunca tuvieron cómo entender que no se puede ofrecer lo que no se tiene, que es absurdo predicar en el desierto y que la mentira no puede ser más que la verdad. Desgraciadamente los que nunca comprendieron eso son los que están bien, vaya usted a ver cómo viven en el imperio, en San José, en Madrid o cualquier capital de esos países que compadecidos dieron su nacionalidad a los vende patria que un día la tuvieron aquí inmerecidamente. Viven bien, no tienen problemas y solo hablan de Nicaragua para que aquellos que le dan refugio piensen que tienen algún interés por nuestro país, pero la verdad, no están interesados en regresar porque saben que moralmente aquí no tienen espacio.

La ausencia de moral indudablemente es la cadena que los condena a morir en el destierro y ver de lejos la tierra bendita que defendimos los verdaderos nicaragüenses de la miseria humana que la quiso destruir, pero el candado de esa cadena es la conspicua bestialidad de cada uno de estos bárbaros que podrán consumar sus días hablando miércoles desde afuera, pero como albarda sobre aparejo escarbando con cada mentira vomitada por el odio su sepultura al menos la que no tendrán aquí.

Para decirlo claramente hay unos cuatro o cinco de estos salvajes que venden valentías ridículas que además generan risotadas incontrolables por lo absurdo y vacías que lucen cuando dicen que en el más alto interés por la patria,-cual sino tienen- ellos seguirán luchando con la fuerza que les da Dios, seguramente el dólar, hasta ver no solo a Nicaragua libre sino que además sin un solo sandinista a los que perseguirán casa a casa hasta su exterminio.

Se imaginan ustedes, ellos los tacones de hule, los que se los ponen para salir en desbandada con la explosión de un cachinflín, dicen que seguirán luchando hasta liberar a Nicaragua y acabar con el sandinismo y es cuando uno revienta en carcajadas porque Nicaragua no necesita que la libere nadie, Nicaragua ya es libre, pero además soberana e independiente y toda esa miseria humana que en sueño se imagina que pueden volver aquí hay que decirle con toda claridad, no que no los queremos aquí, eso está más que sobre entendido, sino que aquí hay sandinistas en todas partes del país y no solo por la empatía con su dignidad histórica, sino en función de un compromiso especial con la vida y ese sandinista no se corre al ruido de los caites, no presta atención al ladrido del perro, no se achumica ante aquel que por tener tacones altos se cree más grande o poderoso que los demás, sino que el sandinista actúa en el momento que debe de hacerlo y cuando lo hace es porque sabe cómo lo debe hacer.  

Eso ya lo saben y lo entienden la porción de utilizados y manipulados que, habiendo delinquido, por la paga para determinadas misiones terroristas, terminaron por salir huyendo en desbandada, pero con las manos vacías y que de ninguna manera fueron después parte de los presupuestos millonarios que quedaron en los bolsillos de los cabecillas del golpe.

Estas MISERIAS HUMANAS de las que hablo se convirtieron en ajusticiadores de la gente a la que manipularon con sus mentiras y falsedades sobre una Nicaragua en la que hacían no solo los negocios de su vida sino lo que querían y en la que francamente solo sarna les hacía falta, sin embargo la ambición, la avaricia, la lujuria los cegó porque además querían el poder servido por el imperio, pero no otorgado o conferido por el pueblo a través de elecciones en las que por falta de propuestas, organización, carisma o liderazgo era imposible que ganaran.

Algunas de esos utilizados por el terrorismo después de huir como cobardes volvieron al país y aunque entraron por puntos ciegos -clandestinos según ellos-, siempre supimos dónde estaban y que hacían, porque aquí somos celosos de la seguridad y el orden y cada uno de esos, mientras trabajó decentemente, comprendiendo que la amnistía no representaba la repetición del delito, nadie les hizo nada y muchísimos de ellos colaboraron con las autoridades policiales porque se dieron cuenta que solo eran los conejillos de india para determinar si la teoría del “Golpe Suave” de  Gene Sharp en Nicaragua era posible lo que por supuesto terminó estrellándose con la revolución que tenemos y que no olvida a ninguna de esas caras duras que siguen hablando miércoles desde afuera.

Ni pudieron ni podrán y las MISERIAS HUMANAS lo saben muy bien y por eso celebran cada locura, cada agresión del imperio contra nosotros o aprovechan cualquier circunstancia, contexto o actividad que crean es vía para sus mentiras y aunque no sirvan para nada se satisfacen porque además viven y respiran del auto engaño.

Esa miseria humana que está desnacionalizada y desterrada por traidora que siga ladrando afuera, que se dé gusto, porque cada brutalidad que grita, para que el imperio financiero le escuche y crea que todavía se puede rumiar la estafa, les mantenga el patrocinio a través de la USAID, el IRIS, La NED o cualquier otra agencia que es el engendro de esos criminales y asesinos que matan solo a aquellos pueblos que lo han permitido y entre los que no está ni estará nunca el nicaragüense porque si existe una verdad más grande que esa es que quienes nos despertaron y nos pusieron activos en función de defender la paz y la vida fueron las mismas miserias humanas que jamás supieron con qué tuza se están rascando.
   
La élite, la argolla de las MISERIAS HUMANAS, que solo existe gracias a sus microfoneros, que solo alimentan a las pocas especies que quedan en el parque saurio del fracaso, mientras viven encerradas en las redes del odio lo único que sienten es una profunda envidia y resentimiento por los logros ajenos, nuestros logros, los que jamás tuvieron ellos cuando desgobernaron y los que nunca alcanzarán desde donde están porque no terminan de entender que en vida están muertos.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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