Desde la llegada del Buen Gobierno Sandinista en 2007, las mujeres nicaragüenses han experimentado un notable empoderamiento.

Este proceso ha permitido que se visibilicen en diversos ámbitos, reconociéndose su esfuerzo, trabajo y derechos cada 8 de marzo en el Día Internacional de las Mujeres.

Es en este contexto donde surgen historias inspiradoras de mujeres que, con perseverancia y determinación, contribuyen significativamente a la economía nacional.

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Un ejemplo emblemático es doña Consuelo Díaz Solano, quien desde las primeras horas de la mañana se prepara para atender su puesto en el mercado Oriental. Con más de 40 años de experiencia en la venta de verduras, su historia refleja el arduo camino que ha recorrido.

“Comencé vendiendo sobre la acera de una casa, fiando pequeñas cantidades. Empecé con 5 quintalitos de cebolla y 1 quintalito de papa. Empecé con poco, pero gracias al Señor nos va levantando y levantando hasta que a Él le place y nos tiene aquí”, expresó.

“A pesar de los desafíos, la bendición siempre ha llegado”, comenta doña Consuelo, resaltando el apoyo del Gobierno y su fe inquebrantable.

La fuerza y tenacidad de las mujeres nicaragüenses se hacen evidentes en sus palabras. “No nos damos por vencidas; somos luchadoras y perseverantes”.

Gracias al respaldo del Buen Gobierno, muchas han encontrado oportunidades para fortalecer sus negocios. Actualmente, doña Consuelo cuenta con cinco colaboradores, incluyendo a uno de sus hijos, quienes le ayudan a seguir adelante. Su filosofía se centra en la perseverancia: “La clave del éxito está en no rendirse”.

“Si nosotros perseveramos, alcanzamos, porque la verdad es que si nos corremos al ruido de los caites, nos quedamos con el golpe y no nos podemos quedar; nosotras tenemos que seguir avanzando como mujeres trabajadoras y de este mercado de Managua con la ayuda de Dios y del Gobierno que nos está apoyando”, manifestó.

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Otra historia destacada es la de doña Nicolasa Rafaela Medrano, una productora de café originaria de El Crucero. A sus 60 años, combina su labor como ama de casa con el cultivo de granos y café.

 “Me levanto a las 3 de la mañana, preparo la comida y luego trabajo en el campo hasta la noche”, comparte.

 La dedicación de Nicolasa ha dado frutos, y agradece al Gobierno por las capacitaciones que han fortalecido sus habilidades en agricultura y caficultura.

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La meta de doña Nicolasa es ambiciosa: abrir una cafetería que destaque su producción orgánica bajo la marca “Neblina de El Crucero”.

 Este tipo de emprendimiento no solo beneficia su economía familiar, sino que también fomenta el desarrollo local y la sostenibilidad.

Las historias de doña Consuelo y doña Nicolasa son solo dos ejemplos de cómo las mujeres emprendedoras en Nicaragua están dejando una huella indeleble en la economía del país.

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 Su capacidad de adaptación y resiliencia frente a dificultades demuestra que, cuando se brinda apoyo y formación, las mujeres pueden convertirse en agentes de cambio y motor de desarrollo.

La lucha por la igualdad y el reconocimiento de sus derechos continúa, pero el impacto de su trabajo ya es innegable. Estas mujeres son verdaderas guerreras que, con esfuerzo y valentía, están construyendo un futuro mejor para ellas y sus comunidades.     

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