La desesperación de todas las malas consejeras es la peor, más aún cuando las frustraciones se comparten entre tumbas abiertas que expiden todo tipo de hedores, en este caso aquellos que reflejan sentimientos de derrota entre quienes pretendieron a comerse la carne sin haber tirado el venado.
Hace siete años las siglas e individuos, qué como sirvientes nacionales del imperio, ejecutaron el fallido golpe de estado contra el gobierno constitucional de Nicaragua bañaron de sangre al país y aunque torpemente siguen apostando a que aquí está próxima cualquier locura, les es imposible ocultar la marca del fracaso en sus rostros por lo que sean quedado patinando haciendo, el cochino papel de las moscas, llevando cochinadas donde hay limpieza y jochando y jochando para perturbar un ambiente donde el nicaragüense quiere paz, quiere trabajo y estabilidad para seguir adelante enfrentando sus verdaderos retos.
Por separado, como para echarse cada quien la culpa de sus fracasos, el MRS, que renegó hasta de su nombre original como si ello cambiará la matriz de lo que realmente son, asesinos; el COSEP un club de empresarios de maletín que ya no existen; AMCHAN aquello que fue un reducto de aparentes empresarios que en realidad eran gringos caitudos que decían representar inversiones de capital, pero en la neta, solo eran fachada; la Alianza Cínica se acuerdan, la llamada “Coalición Nacional” o cualquier otra cosa que se inventaron para ser receptores de los millones de dólares con que se blindaron solo fueron guaridas de delincuentes desde las cuales se coludieron para ensangrentar al país; Y ahí estaban, los CxL, los fantasmales conservadores, y no nos enredemos, hasta el PLC, cada sigla de aquella sopa amarga con su dueño o dueña que en su momento suspiraron por ser partidos u otros que aunque siéndolo, dicen, existen, pero no respiran y son el hazme reír de una sociedad que los ve como payasos de esos circos esquineros de carpa remendada a los que nadie va ni con entrada regalada.
Ahí estaban también los mal llamados estudiantes universitarios, chateles que nunca supieron ni cómo se llamaban y a los que se les ocurrió que con solo decir aquí estoy podían escupir en rueda de grandes y que por no haber sido educados y disciplinados por el poder de una buena coyunda o una buena chancleta terminaron proyectándose como vulgares ordinarios e irrespetuosos y creyendo en su momento que lo merecían todo, porque alguien se les acercó para engancharlos con la melodía de que ellos serían la sangre nueva del futuro desbarataron cualquier cosa que estuviera a su alcance porque ninguno de ellos jamás tuvo conciencia social, porque eran ignorantes de la historia sin la mínima idea del amor por el prójimo y fundamentalmente del valor de lo que representa el sacrificio porque para ellos el sustituto de lo que enseña la universidad de la vida, de lo que cuestan las cosas, del valor que cada ser humano tiene, lo encontraron siempre en las comodidades que derivan de las carteras de papi y mami que igualmente son el resultado de la opulencia y las comodidades que es donde reina el capricho.
En ese inframundo tristemente también estuvieron algunos obispos de la Conferencia Episcopal y otros sotanudos de menor rango pues lo de ellos era una estructura político militar que mandada determinantemente en la ejecución de aquel golpe de estado que resultó fallido e increíblemente a través de un discurso de odio, divorciado totalmente con el amor que supone la cristiandad, así fueron las cabezas intelectuales de todos esos archipiélagos oposicionistas, que ni pena ajena inspiran ante un pueblo que los ve como cosas, como esas moscas, que cuando aparecen solo jota, jota y jota.
Toda esta miasma que hoy refiero se les ocurrió tener razones, en este mes de abril que termina en paz y tranquilidad para celebrar y hacer fiestas por la sangre brotada de las venas inocentes que ellos reventaron a todo aquel que fuera sandinista hace siete años y que estúpidamente han quisieron maquillado como una expresión de una salvación y de una liberación que nunca nadie les pidió porque ya éramos, como somos hoy, salvos y liberados de la esclavitud, de la explotación, de la ignorancia, del abuso, de las dictaduras y de los peleles cobardes que capaces de vender a su propia madre pretendieron regalar la patria a cambio de que se les confiriera un poder que son incapaces de obtener por la vía de las elecciones que son el único medio para establecer gobiernos a partir de la voluntad popular.
Siete años después de aquella brutalidad veo rostros, ya ni siquiera con la derrota pintada en la cara, sino con el rictus mortis encima, con la rigidez cadavérica de quienes están muertos en vida y que nos recuerdan a nuestro gran Rubén Darío cuando en un fragmento de sus bellezas literarias decía: “NO SON MUERTOS LOS QUE EN DULCE PAZ DESCANSAN, MUERTOS SON LOS QUE TIENEN EL ALMA FRÍA Y VIVEN TODAVÍA”.
El oposicionismo fracasado y totalmente auto derrotado se encuentra en el mismo callejón sin salida en el que se descubrió en el 2007 vacío, si argumento, sin propuestas, aislado, despreciado, vencido, dividido, confrontado y lleno de odio entre ellos mismos y si acaso articulan ataques contra la verdad que los nicaragüenses vivimos en nuestra patria es para atraer la atención de su financiero y convencerlo de que aun representan una opción para hacerse del control del país y colocarlo después, como buenos y excelentes serviles que son, como una estrella más en la bandera del imperio.
Estos buscan una respuesta “razonable” para aminorar el enfado imperial que fue el más expuesto como patrocinador y financista de todo este enorme complot que fracasó, que fue vencido y que expuso una alucinante avaricia de poder que dejó frustrados a quienes se miraban como presidentes, ministros, alcaldes, concejales, cónsules o embajadores, ojalá que para servir, pero en realidad solo para figurar y terminar de robar lo que no pudieron antes del 2007 porque en aquellos tiempos lo poco que pudo existir en las arcas abiertas fueron a parar directamente a los bolsillos de muchos de esos que ahora se autoproclaman líderes y salvadores y que desorbitados por un inmoral nivel de vida, hoy se descubren quebrados y en la indigencia y por eso insisten en asaltar otra vez la Res-pública.
Al margen y desde otro frente no han quedado las plataformas mediáticas que, a través de sus más conspicuos altoparlantes, televisivos, escritos, radiales y digitales, apostaron que la noticia falsa pronto bajaría del poder a un Daniel Ortega que encontró en la paciencia y la sabiduría su arma más poderosa y dejar que sus enemigos oposicionistas se intoxicaran en su propio veneno al extremo de cometer un suicidio masivo contra sus propias pretensiones.
Toda esta locura que vio pasar de largo, en silencio y en el más absoluto ignoro el séptimo aniversario de aquellos actos terroristas y criminales, los llevó hasta conformar una junta de gobierno, a nombrar ministros, magistrados, contralores y hasta el cambio total de nuestro servicio diplomático, aunque por supuesto nunca supimos de una sola propuesta social en beneficio del pueblo, aunque sí vimos pasar sobre sus manos cualquier cantidad de plata manchada de sangre como dinero maldito que sirvió para pagar a los tranqueros y a los sicarios mareros que acabaron con la vida inocente de muchos nicaragüenses que hoy no están para contar sus últimos momentos, pero que habitan en el corazón del pueblo.
Toda esa hemorragia de maldad, ese odio frenético, esa locura diabólica de asesinar a nombre de una libertad que ya el pueblo tenía, de una democracia que ya el nicaragüense había construido, fue en realidad lo que los comenzó a dividir, a distanciar y a desesperarlos y de ahí que públicamente se lancen los unos contra los otros a matar entre sí y la prueba la evidencian todos los días cuando públicamente se beben cada cual la sangre del otro en pajilla en un mundo de intolerancia donde reina la soberbia.
Por eso mismo los bárbaros, que no pudieron seguir engañando a los que en algún momento pensaron que había algo de justo en aquellas protestas, por sentirse marcados por sus propios actos, porque les da vergüenza exponerse en público y que les hagan lo mismo que ellos le hicieran a otros por pensar distinto, porque saben que sin proponérselo hicieron del partido sandinista, que estaba dormido, una familia graníticamente unida y porque llevaron al desprestigio a la propia iglesia católica, hoy, tienen miedo y sienten que la justicia los puede alcanzar y tienen razón porque igual mata aquel que hala el gatillo, que aquel que planifica intelectualmente el asesinato.
¿Qué victoria puede ser aquella que derramó sangre inocente, que triunfo se puede fundamentar en el odio, qué empatía puede generar la destrucción de un país, qué merito tienen haber propiciado tantas muertes sin que ninguno de esos falsos “líderes” hubiera estado, aunque sea un segundo en un tranque, aunque sea para tostarse por el sol porque todo el tiempo se la pasaron en aire acondicionado?
Estos falsos salvadores y libertadores, que mandaron a matar y a destruir a tontos útiles que ya no los siguen, ni siquiera desde el falso liderazgo que asumieron tuvieron la dignidad de arriesgar nada porque ninguno de ellos fue capaz de asomarse a un tranque y cómo lo iban a ser si lo primero que dispusieron, una vez que recibieron la orden de asesinar, fue la de sacar a sus hijitos y espositas a Miami, pero bien apertrechadas porque para eso siempre hubo mucho y a granel mientras a las madres de algunos terroristas que también fueron afectadas por los mismos golpistas fueron incapaces de darles aunque fuese un chelín partido por la mitad.
El único fin perseguido que tuvo esta canallada fue la renuncia del Presidente Ortega; fue la sustitución de todos los funcionarios en que descansan los poderes del estado, porque la idea no era la democratización del país, sino la instalación de una verdadera dictadura por individuos que no saben ni cómo se llaman y a los que el imperio, el amo, les confirió la misión de exterminar al sandinismo y francamente después de ver aquellas multitudinarias marchas roja y negras, en todos los departamentos y municipios del país, me preguntó, cómo será eso, porque mientras el golpismo se redujo a la nada y expuso como el chingaste putrefacto que es y se fragmenta en sus propias contradicciones, el sandinismo se multiplica, une para sí más sectores de alianzas para enfrentar una amenaza que está controlada y conjurada, pero observada permanentemente porque no nos debemos descuidar, porque oficial y extra oficialmente, la pretensión golpista es un paciente, que aunque agónico, aun toma sopita desde la cucharita financiera que los Estados Unidos suelta en calidad de chingastes que no alcanzan para la cobija que requieren.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.