La Asamblea Nacional, por medio de una mención especial leída por el diputado sandinista Filiberto Rodríguez, rindió homenaje a las miles de víctimas del huracán Mitch, entre ellas las registradas en el deslave del volcán Casita en Posoltega, Chinandega, un 30 de octubre de 1998.
El huracán Mitch dejó miles de muertos, personas desaparecidas y centenares de familias sin sus hogares en su paso por Centroamérica, particularmente en Nicaragua, pueblo que se vio doblemente afectado por el fenómeno natural ocurrido a finales de octubre de 1998, dado el abandono de los gobiernos neoliberales incapaces de socorrer a las familias que se vieron víctimas de este potente ciclón.
"El corazón de Nicaragua tembló en esas fechas; el Mitch trajo dolor y sepultó comunidades enteras en cuestión de minutos. Más de 3 mil hermanos y hermanas nicaragüenses, mujeres jóvenes, niños, niñas, campesinos humildes, madres de trabajadoras que vivían del sudor de la tierra perdieron la vida y fue una tragedia que marcó profundamente el país", dijo Rodríguez.

Recordó que el deslave del volcán Casitas ocurrió el 30 de octubre de 1998; no fue solamente un desastre natural, fue una tragedia humana agravada por la indiferencia y la negligencia de un gobierno neoliberal que cerró los ojos ante el sufrimiento del pueblo.
"En aquel tiempo mientras Posoltega se ahogaba entre el lodo y las lágrimas, las instituciones permanecían paralizadas, sin coordinación, sin compasión, sin voluntad, los helicópteros no llegaban, las ambulancias no aparecían, los recursos se negaban porque los pobres bajo ese modelo neoliberal no son prioridad, sin embargo entre tanto dolor y abandono surgió una mujer valiente, una voz firme y solidaria, la alcaldesa Sandinista Felicita Zeledón, fue ella que con coraje y amor al pueblo la que denunció la magnitud de la tragedia y exigió ayuda urgente, organizó a su gente para rescatar con las manos lo que el poder neoliberal había abandonado, mientras el gobierno de turno guardaba silencio", recordó el legislador.
El llamado de la alcaldesa de Posoltega fue ignorado indolentemente por el gobierno de Arnoldo Alemán, quien la tildó de exagerada.

El FSLN y Daniel siempre presentes
"Aquí hay seres humanos enterrados, ayúdennos, aquí hay seres humanos enterrados", exclamó Zeledón al pedir el auxilio del Estado nicaragüense de la época.
Rodríguez resaltó que ese grito de auxilio quedó grabado para siempre como símbolo de entrega y de humanidad.
"En esos días de angustias estuvo presente el Comandante Daniel Ortega, quien no dudó en llegar a Posoltega para ayudar a las familias, caminó entre los escombros y el lodo, abrazó a las madres que lo habían perdido todo y escuchó con respeto y ternura al pueblo. Llegó sin micrófonos, sin cámaras, no como político, sino como un hermano, como un ser humano. Su presencia fue consuelo y esperanza, fue la muestra de un liderazgo que no se esconde, que acompaña, que siente y sufre con el pueblo. Ese gesto solidario se grabó en la historia como testimonio de amor revolucionario que distingue al Frente Sandinista, al Comandante Daniel y a la Nicaragua Sandinista".
Agrego que "desde Asamblea Nacional rendimos homenajes a las víctimas del Volcán Casitas, pero también reconocemos la luz que brotó de aquella oscuridad; la solidaridad del pueblo, la unidad de las familias y del espíritu indoblegable de quienes se levantaron con dignidad porque cuando el Estado abandonó a su gente, fue el pueblo quien compartió lo poco que tenía".
A 27 años de esa tragedia, hoy Nicaragua vive una realidad diferente, con un Gobierno Sandinista que desde el Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención a Desastres (SINAPRED) prioriza la vida, la seguridad y el bienestar ante los efectos de los fenómenos naturales. Cada año se realizan cuatro Ejercicios de Preparación para Proteger la Vida ante los embates de la madre naturaleza.

 
             
             
             
             
             
             
             
             
             
             
            











