I

La Nicaragua real es esta: el pueblo que el 6 de noviembre acudirá a las Juntas Receptoras de Voto.

Cada proceso electoral debe ser un capítulo adelante y grandioso en nuestros anales, pues no siempre fue así. Y seguro que no son pocos, entre los que soñaron ser líderes de masas y no arrastraron ni a los vecinos de su cuadra, que quisieran un país fallido para consuelo de sus fracasos políticos. Por eso engañan. Por eso mienten. Por eso distorsionan lo que acontece en Nicaragua.

El finado Premio Nobel, José Saramago, dijo que “La sociedad humana actual está impregnada de mentira como de la peor de las contaminaciones morales”.

Para el finado escritor, el triunfo fraudulento de George W. Bush (2000), en las elecciones de Estados Unidos, provocó graves secuelas: “expulsó la verdad del mundo para, en su lugar, inaugurar y hacer florecer la edad de la mentira”.

Saramago advirtió sobre esta moderna pestilencia, cuyas mortíferas cepas se encuentran en ciertos grupos de poder y su prensa adicta: “La mentira circula impunemente por todas partes, se ha erigido en una especie de otra verdad”.

Pero, ¿por qué algunos en Nicaragua, con sus falacias y obsesiones, aún rinden culto a la momificada ideología decimonónica que en esos tiempos se encarnó en la brutalidad “política”?

El historiador Aldo Díaz Lacayo subraya que “la gestación de la nacionalidad nicaragüense estuvo marcada: primero, por la contradicción entre Independencia y restablecimiento del Imperio español; luego, por la contradicción República/Federación (Centroamericana) y República/Estado; y, finalmente, por la contradicción entre estado nacional e imperios extranjeros”.

Al referirse a los años 1853-1859, detalla: “En todos los casos, el limitado desarrollo de las fuerzas políticas gestoras de la nacionalidad le dio a la contradicción un carácter estratégico, estructural, sólo superable por la guerra; guerra a su vez potenciada por las circunstancias históricas universales, también producto de contradicciones estructurales: fue inevitable, en consecuencia, la violencia expresada en una interminable guerra civil durante este periodo de la historia nacional” (Gobernantes de Nicaragua, 2002, pp.47-48).

Por supuesto, nadie –a menos que su corazón bombee hiel en vez de sangre– quiere aquellas situaciones que por intolerancia, envidias y tribalismo, hundieron a Nicaragua.

Es por eso, precisamente, que la Nicaragua de verdad, como se demostró públicamente en las calles, plazas y encuestas, rechaza la confrontación y prefiere atender su presente con perspectivas y apuntalar el futuro. Es el derecho de las conciencias libres.

II

Ahí, en los recintos estarán los fiscales tanto del FSLN como de la oposición. Esta cubrirá, en conjunto, las 730 JRV. Además, el Partido Liberal Independiente, el Liberal Constitucionalista y el Partido Conservador, ejecutarán un conteo rápido conforme a las actas.

Inclusive, los conservadores estarán enviando sus datos, en caliente, a varias capitales, como integrantes de la Unión Internacional Demócrata, IDU, por sus siglas en inglés. La misma congrega a organizaciones anticomunistas, y partidos desde los Republicanos, de Estados Unidos, hasta el Partido Popular, de Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España. Nada que ver con el Foro de São Pablo.

Sin embargo, una ínfima minoría que apenas cuenta con el 2% de simpatía en las encuestas de 2016, se siente con el derecho a gobernar Nicaragua, proclamando en el exterior la colosal falsedad de que “representa” al pueblo y es la “única” oposición.

Esa desgraciada tradición de la democracia al revés proviene de los viejos tiempos. “En 1858 se promulgó una nueva Carta Magna de espíritu conservador. En consonancia, se redujo la competencia por el principal cargo público del Estado en el interior del estrecho círculo de grandes propietarios, poseedores de un capital superior a los 4.000 pesos.

“Las elecciones celebradas en el año 1874 ilustran las restricciones impuestas al ejercicio ciudadano: de un total aproximado de 250 mil habitantes, tan solo 940 hombres pudieron disfrutar del privilegio de escoger al presidente de la República. De ellos, 596 votaron a favor del patriarca de la llamada fracción genuina del Partido Conservador, Pedro Joaquín Chamorro Alfaro, co propietario de la Casa gobernadora, la mayor empresa comercial y financiera de Granada” (Enciclopedia de Nicaragua, 2002, p.111).

III

El progreso de una nación no está en los retrovisores, menos con personajes diestros en la falsificación de los hechos. El avance tampoco depende del odio ni del rencor.

No se puede construir un gran país sin solidaridad ni promoción de la paz social y económica, en contraposición a la violencia que no solo es asunto de armas: una forma preferida de manifestarse, aunque la costumbre lo enmascare como algo “normal”, es la despiadada exclusión de los pobres.

Por eso no debemos petrificarnos en el ayer. Recordemos la experiencia de Lot, sus dos hijas y su esposa. La Biblia advierte con claridad lo que sucede a la humanidad cuando se interesa más por lo que queda atrás, y no por lo que falte por andar. La mujer quedó convertida en una estatua de sal.

Dejar de ser una nación empobrecida puede ser relativamente fácil, pero salir de ser un país salado por este género de espíritu es una monumental misión para quienes sí les importa Nicaragua.

Ahora vemos resultados, aunque haya mucha caña que moler todavía. Lo confirman informes de organismos internacionales y nacionales.

Para los que aún no han bajado del altar a Somoza, hay un dato inapelable que resume cómo el abandono secular de un malvado gobierno le cortó la vida muy temprano a 2 millones 160 mil ciudadanos (censo de 1975).

Datosmacro indica que en el mejor año de la tiranía, 1977, la esperanza de vida de los nicaragüenses estaba reducida a 57 años.

En 2016, cuando hay más de 6 millones de almas que se alimentan, asisten a los centros de salud, hospitales; brigadas médicas o unidades móviles van a los barrios, parques y mercados, hay programas socioproductivos, etc., entramos al umbral de los 75 años (Organización Mundial de la Salud). ¡18 años aumentó el derecho inalienable a la vida!

El presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada, José Adán Aguerri, subrayó: “Es la primera vez, desde 1990, que tenemos cinco años consecutivos (el actual periodo del Comandante Daniel Ortega) de crecimiento por encima del 4%”, significando que es un logro de la alianza del sector privado, los sindicatos y el gobierno sandinista que “ha permitido a Nicaragua gozar de estabilidad económica y ser el país de la región, después de Panamá, con mayor crecimiento en el último lustro”.

Estas son realidades que no se vieron antes. Dios, en el nombre de Jesús, bendiga a Nicaragua.

Comparte
Síguenos