Israel, la tierra --- aretz--- de los profetas, de los patriarcas que cambiaron la historia de la humanidad, conmemora el 65 aniversario de su restablecimiento como nación.
Nicaragua reconoció la Constitución del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, cuando se aprobó el mandato de las Naciones Unidas, y nunca puso en duda su legitimidad como país.
Los nicaragüenses, sobre todo cristianos y cristianas, respaldamos a los hebreos que tanto han aportado al mundo, desde el judaísmo y el cristianismo, hasta los avances científicos de personalidades como Einstein. Y, sobre todo, reconocemos que el Salvador del Mundo, puente máximo entre Dios y la humanidad, es un judío, hijo de la Virgen María. El Altísimo anunció a Abraham el nacimiento de Jesús: “en ti serán benditas todas las naciones de la Tierra”.
Cita el apóstol Pablo al profeta Isaías “tocante a Israel: si fuera el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo”; porque “el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra con justicia y prontitud”.
A los cristianos y cristianas en todo el planeta nos toca orar por Israel, por el remanente, para su restauración plena, según los planes expuestos en las Sagradas Escrituras.
Los israelitas debieron soportar las embestidas de pueblos hostiles; fueron esclavizados, y sufrieron como ninguna otra nacionalidad, el exterminio de 6 millones de almas en el Holocausto, cuando Hitler demostró toda la bestialidad de lo que puede hacer el fascismo, máxima expresión de la decadencia humana.
La mente natural del hombre, recuerdo un escrito de hace unos años, dirá que Israel es una conspiración de los Estados Unidos, pero ni ésta ni otra poderosa nación existían hace más de 25 siglos, y para entonces ya estaba el pueblo de Abraham, que sobrevivió a varios imperios: Egipto, Babilonia, Medo-Persa y Roma.
Selim Shible e Israel Lewites
En Nicaragua, judíos y árabes por tradición han convivido, aprovechando la paz para desarrollar su industria y comercio, y nunca se conoció de pleitos nacionalistas entre sus descendientes. Y durante la época de la lucha contra la tiranía de Somoza, al Frente Sandinista se integraron militantes de origen árabe e israelita.
En la guerrilla urbana ofrendaron sus vidas Selim Shible, de padres árabe –nica, en 1967, e Israel Lewites, hijo de un judío y una jinotepina, en 1977. Los dos caídos en el invierno de la siembra y la cosecha, en años terminados en siete, el número perfecto de Dios, en contraposición al 6, número de hombre, es decir, la imperfección.
La liberación de Nicaragua fue abonada con sangre hebrea y palestina. Y no es ninguna casualidad. La historia del FSLN nos trata de decir algo.
Nicaragua en la actualidad ha mantenido el reconocimiento al Estado de Israel, aunque como cristianos y cristianas lamentamos la ruptura de relaciones diplomáticas que bien pueden ser superadas, pues en el caso de Israel, hay otras consideraciones en las que se entremezclan, desde nuestro patio, valores espirituales de lo/as nicaragüenses, herencia judeo-cristiana, más una declaratoria del Salmo 122:6. Porque creemos además, que, al margen de eventualidades políticas, para el Señor, la Casa de Israel sigue siendo la niña de sus ojos.
No es bueno que en Medio Oriente los cañones “hablen” por un lado y las bombas “respondan” en cualquier parte, hasta en un bus.
El Presidente Daniel Ortega como rector máximo de la política exterior de Nicaragua no ha declarado ninguna guerra a Israel, mucho menos que desaparezca de la faz del planeta, como algunos quisieran, sino todo lo contrario: reafirmó su “respeto, mucho cariño, mucho amor al Pueblo de Israel”.
Por ese pueblo y nuestro pueblo, por lo que nos ha dado el Dios de Abraham, Isaac y Jacob a través de Israel, Nicaragua toda ganará más con la reapertura de una embajada en la nación judía.
Nicaragua es un instrumento de paz en la tierra, pese a nuestras dificultades y lo que aún puede anidarse en nuestros corazones. O como bien exhortó la escritora Rosario Murillo para superarnos: “el amor de Dios expresado cada día en nuestras relaciones…para tener Paz en nuestras Vidas, en nuestras Familias en nuestra Sociedad, en todo el Mundo...”.
El 14 de mayo de 1948 se cumplió una de las más insignes profecías escrita por Isaías: “¿Quién ha oído cosa semejante? ¿Quién ha visto tales cosas? ¿Es dado a luz un país en un solo día? ¿Nace una nación toda de una vez? Pues Sion apenas estuvo de parto, dio a luz a sus hijos”. (66:8. Biblia de Las Américas)
El Señor de las Naciones bendiga a Israel. ¡Shalom a Jerusalén! Nicaragua te ama.