La frase “industria de los derechos humanos” refiere a un sistema internacional de instituciones y organizaciones dominado por las oligarquías norteamericanas y europeas.
Vivimos indudablemente en un contexto político caliente y no cualquier contexto porque tampoco es uno más de los tantos que recoge la historia o que vivencialmente nos haya tocado testificar, sino que estamos en uno tan determinante.
La “legitimidad” de origen de la sangrienta tiranía somocista no se sustentaba en el pueblo sino se originaba en el total apoyo político, financiero, militar y comercial de los Estados Unidos de América.