Una de las cosas que más me impactaron del hermano país de Nicaragua, fue la fraternidad en la que fui recibido en el Aeropuerto Internacional César Augusto Sandino, por la ministra de la Juventud y por la representación juvenil de la diplomacia.
Con guantes de seda quiero abordar un tema que es común y recurrente para los que creemos en la existencia de Dios, aunque no le veamos. Hablar de Dios no es algo exclusivo de los profesionales de la fe que en muchos casos nos quedan a deber.
Siempre he referido, como un nicaragüense orgulloso de lo que nos distingue y caracteriza, que esta es la mejor patria de todo nuestro tiempo como nación, en consecuencia, la mejor Nicaragua de toda nuestra historia.
Celebramos hoy el 166 Aniversario de la Firma del Tratado Límites Cañas Jerez, entre las Repúblicas de Nicaragua y Costa Rica, realizado en San José, el 15 de abril de 1858. Nicaragua envió a su Embajador Extraordinario y Plenipotenciario General.
Desde los tiempos más antiguos, las guerras entre las naciones y los pueblos siempre han involucrado aspectos mucho más complejos que solamente las acciónes estrechamente militares.
Aquel 18 de abril de hace seis años atrás se enquistó como una fotografía macabra en el almacén de nuestra memoria para el resto de nuestros tiempos y para la inmensa mayoría de la noble ciudadanía de nuestro país.