“Los que trabajan por la paz, serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5. 9)
NICARAGUA TERRITORIO DE PAZ
Después de la resurrección Jesús cruzo paredes imperiales para entrar donde estaban sus discípulos y sus primeras palabreas fueron “PAZ A VOSOTROS” y antes de ascender al cielo sus últimas palabras fueron un legado pata toda la humanidad: “MI PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY” (Juan 14: 27) Para Jesús la paz fue uno de los ejes centrales de su u misión, tal es así que una de las definiciones del reino de los cielos es la paz. “El reino de los cielos es justicia y paz, así que sigamos todo lo que conduce a la paz” (Romanos14: 17, 19).
HAGAMOS TODO LO QUE CONDUCE A LA PAZ:
La decisión de la Asamblea Nacional de aprobar la Ley que Declara el 19 de abril “Día Nacional de la Paz” no solo es coherente con los anhelos de nuestro pueblo, sino que es pertinente con la ordenanza bíblica “hagan todo lo que conduce a la paz”. Esta ordenanza es como un mandamiento que de no cumplirlo significa hacer lo contrario al margen de la voluntad de Dios. Estando claros que la paz no se logra por decreto ni de manera mágica, sino que la misma es fruto de la justicia y del compromiso individual y colectivo de cada familia, de todo un pueblo. Porque “El fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz” (Santiago 3.18)
Nicaragua es un territorio de paz, porque nuestro pueblo ha demostrado con creces ser un pueblo que trabaja por la paz de manera real y concreta. La paz social y la paz espiritual están entrelazadas como el cuerpo con el alma. La paz social tiene como fundamentos valores humanos y la paz espiritual requiere de principios que trascienden y tiene como sujeto al prójimo, porque para tener paz con Dios primero debo de tener paz con mi hermano, con mi prójimo. “Busquen la paz con todos,” (Hebreos 12. 14)
LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ SERAN LLAMADOS HIJOS DE DIOS.
Es tan importante el trabajo por la paz que Jesús les llama “Bienaventurados” a todos los que trabajan y luchan por la paz y les da el derecho de ser llamados “hijos de Dios” (San Mateo 5: 9) Dicho de otra manera alguien puede pertenecer a una iglesia, a una orden religiosa y eso no le da derecho de ser llamado hijo de Dios, pero si lucha y trabaja a en favor de la paz, si es llamado hijo de Dios, esto es grandioso y radical. Porque la PAZ DE DIOS sobrepasa todo entendimiento y trasciendo cualquier doctrina. Porque «el que quiera amar la vida y gozar de días felices que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. (2 de Pedro 3. 10 y 11) esta es la clave para la felicidad. ¿Queremos vivir días felices? Aparentemos del mal, Hagamos el bien, Busquemos la paz y sigámosla. Cuatro pasos para alcanzar la felicidad, a quien da estos cuatro pasos y persevera en ellos, Dios le concede la paz. Porque la paz bíblica no es algo emociona que se logra con un sedante anti stress; es un estado de vida que requiere de firmeza y convicción “Porque al de carácter firme lo guardaras en paz” (Isaías 26. 3)
LA MENTALIDAD PECAMINOSA NO TIENE PAZ.
Cuando Satanás gobierna en el corazón de las personas su vida no tiene paz ni sosiego, cargan en sus almas un pequeño infierno que los oprime y los asfixia. “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No son de vuestras concupiscencias, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y guerreáis, y no tenéis lo que deseáis” (Santiago 4: 1,2) “Porque la mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.” (Romanos 8. 6.) Que sea la paz de Cristo que reine y gobierne en nuestros corazones y en todo el territorio nacional. Este es el deseo de Dios que sus hijos vivan en paz y sean gobernados por la paz de Cristo.
En este 19 de abril levantemos al cielo una oración de gratitud por la paz, ofrezcamos una ofrenda de paz, Levantemos el estandarte de la paz en cada barrio y comarca, Comprometámonos a continuar luchando y trabajando por la paz y hagamos votos solemnes para que en nuestros corazones no haya espacio para el odio, las iras y contiendas, que trabajemos como hermanos por el bien común, para que nunca jamás se levante un Caín entre nosotros. Que la paz de Dios reine y gobierne en nuestros corazones hoy y siempre.