El nuevo presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi, dirigió el pasado domingo su primer discurso a la nación tras la investidura, en el cual prometió ser un presidente de todos los egipcios, erradicar el terrorismo y defender los derechos de los pobres.

“Entre los egipcios no habrá diferencia. Nadie será marginado por sus convicciones políticas. Cada ciudadano tendrá su papel patriótico. Aspiro a abrir una nueva época, la de tolerancia y conciliación. Pero a los que hacían derramar la sangre y ejercían la violencia, no los espera la indulgencia”, dijo al Sisi.

El exministro de Defensa prometió respetar la recién aprobada Constitución. Destacó asimismo que durante su mandato el poder tendrá el carácter civil y de ese modo trató de disipar el temor de sus críticos que alertaban sobre “el regreso de la junta militar al poder”.

En el discurso al Sisi prometió defender los derechos de los pobres, desarrollar regiones deprimidas, luchar contra el terrorismo y llevar a cabo una equilibrada política exterior.

A la ceremonia de la investidura del presidente electo asistieron los monarcas de Bahréin y Jordania, el emir de Kuwait, los príncipes herederos de Arabia Saudí y Emiratos Árabes, el presidente de Chipre y varios mandatarios de los países de África. Rusia fue representada por el presidente de la Cámara Baja del Parlamento, Serguéi Narishkin.

Dos países, Catar y Turquía, no fueron invitados debido a las tensiones con El Cairo. Reino Unido tuvo su representación en la ceremonia con el ministro consejero de la embajada británica.

La Comisión Electoral Suprema de Egipto anunció el pasado 3 de junio los resultados oficiales de las presidenciales celebradas entre el 26 y el 28 de mayo. Sus datos no difieren mucho de los anunciados previamente.

Al Sisi reunió 23,7 millones de sufragios, o el 96,9% de los votos emitidos. Su único rival, el socialista Hamdeen Sabahi, obtuvo un poco más de 750.000 votos, o el 3,9%.

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