Pensaban, desde la ultraderecha, que la Revolución Bolivariana soloera Hugo Chávez y no Venezuela. Pensaban que en estos comicios inéditos por su ausencia, la mayoría saldría en éxodo de su futuro, para rescatarle el pasado a la minoría opulenta. Pensaban que el domingo 14 terminaba todo y la feroz guerra sucia liquidaría la V República, sin embargo, el Partido Socialista Unificado, PSUV, más bien la reafirmó con 7 millones, 505 mil 338 ciudadanos electores.

La historia lejos de terminar, apenas comienza: es la historia del Partido de Chávez…

Otros gobiernos en Europa y en América, incluido el de George W. Bush, se alzaron por mínimos porcentajes sin que eso significara falta de gobernabilidad ni legitimidad, ni que organismos externos o embajadores se atribuyeran funciones imperiales para demandarle a las autoridades nacionales revisiones de procesos electorales concluidos. Y el mundo siguió dando vueltas.

Un solo voto hace la diferencia, por eso es la Democracia, porque nadie gana con el 85% o más, sobre todo cuando se echa a funcionar una bien aceitada maquinaria mediática internacional dispuesta a lavar rumores e inventar fraudes, entre otras operaciones contra la verdad, para tenderlos luego como “noticias” en las portadas del mundo.

El muchacho de Sabaneta

Con todo, hay que reconocerlo: la mayoría venezolana le dio un espaldarazo al chavismo, pero ese pueblo que participó en las batallas de su líder también envía sus señales que iluminan un nuevo escenario: es la hora del partido y de un segundo aire para la Revolución Bolivariana.
En 14 años, el pueblo le dio su respaldo en 17 de los 18 sufragios al proyecto con el sello del finado Comandante Presidente. El domingo ya no estaba Chávez físicamente… solo el partido.

Ahora viene el periodo de revisión interna. En 2007 se creó el Partido Socialista Unificado de Venezuela, PSUV. El muchacho de Sabaneta era un desborde humano, ni siquiera calculado por él mismo ni sus seguidores, y hasta hoy sus opositores reconocen suimantado liderazgo.

Empero, Chávez sabía que ninguna imagen, por muy magnética quefuera, puede desarrollar en la soledad las tareas propias de una Revolución de verdad, por eso el surgimiento de esta organización que ahora le toca jugar el rol de partido que toda buena democraciase merece.

El Presidente Chávez iba por el rumbo de la rectificación en su nuevo periodo que no pudo iniciar; conocía de los problemas del burocratismo, de ciertos excesos, el tema de la inseguridad ciudadana. Porque toda obra humana lleva el plomo de la imperfección y el arte consiste en no ser parte del peso que hunda un bello ideal. Por eso, el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, adelantó en su cuenta de Twitter este mensaje:

“Profunda autocrítica nos obligan estos resultados, es contradictorio que sectores del Pueblo pobre voten por sus explotadores de siempre". En otro escrito: "Busquemos nuestras fallas hasta debajo de las piedras pero no podemos poner en peligro a la Patria ni el legado de nuestro Comandante". El felicitó a los que cumplieron con Chávez, y deploró que "otros se dejaron seducir por la derecha perversa".

No hubo voto castigo

El triunfo de Maduro es indiscutible; en la Asamblea Nacional estábien reflejado el mandato del pueblo venezolano como lo dejó establecido en las urnas y posteriormente, en las 20 de las 23 gobernaturas de todo el país.

Si en realidad los venezolanos quisieran haber pintado algo distinto a este cuadro de la Historia que debe estar colgado en los siguientes seis años, su contundencia se hubiera sentido con un aplastamiento de Capriles sobre el candidato revolucionario. Y no fue así. No hubo voto castigo, sino un voto de confianza. Y ahí comienza parte del trabajo partidario.

Maduro y el PSUV entienden sin dudas, las nuevas señalesaparecidas en estas elecciones sin el Comandante Chávez al frente, el dirigente que les dejó una Revolución con demasiadas victorias limpias para perderlas desde adentro... Por eso, el mismo mandatarioConstitucional de Venezuela habló de rectificación, más eficiencia y de una virtud que ya cargaba el desaparecido Presidente en 1992: la honestidad.

El tirano Anastasio Somoza pensaba en noviembre de 1976 que con la muerte en combate del Comandante Carlos Fonseca, la lucha por la Revolución se había extinguido, como ahora creyeron con la partida de Chávez. Menos de tres años después, la extinguida era laDinastía Militar Somocista.

Ahí estaba unido el pueblo con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, como hoy, haciendo añicos, de paso, las recetas de los sempiternos teóricos de salón de cómo hacer revoluciones marca Acme.

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