EE. UU. vuelve a intervenir para acabar con los progresos de Nicaragua, para volverla a la dictadura de derecha, como en 1990. Y otra vez recurre a la violencia, a la muerte, esta vez jugando al yo no fui y culpando al Sandinismo.
Lo que acontece en la hermana República de Nicaragua es un asunto que le concierne a toda Nuestra América y marcará el futuro de la patria grande en forma decisiva.
La afirmación hecha por los obispos de que la propuesta presentada por ellos al Presidente Daniel “recoge los sentimientos de la inmensa mayoría de los nicaragüenses” no corresponde a la verdad.