No hubo nada espontáneo en las protestas de Nicaragua, como tampoco puede ser espontánea la presencia de mercenarios que se dedicaron a secuestrar sandinistas a los que sometían a brutales castigos y torturas.
He escogido el camino del amor al prójimo, el camino que aprendí de pequeño con mi Madre, sin necesidad de ir a misa, las tardes de domingo con libros y sin películas de Walt Disney, el camino de un Sandinista pues!.