Pongamos la piedra fundamental de la libertad sudamericana, vacilar es perderse. General Simón Bolívar. Sus continuadores actuales José Martí, Augusto C. Sandino, Hugo Chávez, Fidel Castro – Díaz Canel, Carlos Fonseca Amador – Daniel Ortega.
Ayer asistí a misa. En lugar de un sacerdote, la misa fue celebrada por niños nicaragüenses: 10 estudiantes de cuarto y quinto grado. Los niños dirigieron a la congregación en oraciones, transmisión de la paz, leyeron el evangelio y compartieron una homil
129 años atrás, el 18 de mayo, de 1895, el más grande referente de nuestro nacionalismo, Augusto Nicolás Calderón Sandino, nació en el humilde poblado de Niquinohomo en uno se esos partos marcados para la posteridad de los tiempos.
La recientes declaraciones del vendepatria Presidente Javier Milei de Argentina en relación al despliegue de fuerzas de la OTAN en el puerto de Ushaia en el Sur del país, indica la creciente importancia geopolítica de ambas regiones polares.
¿Cómo es posible que una ley de un país que no llega a los 4 millones de habitantes, con un PIB que ocupa el puesto 114 del mundo, sea tan importante como para desencadenar aprensiones, protestas, advertencias y amenazas europeas y estadounidenses?
Nicaragua ha defendido con ahínco su política migratoria, la cancillería ha rechazado el uso faccioso de las fronteras y ha luchado por situar al país con una soberanía intachable y con la autodeterminación de hacer uso legítimo de sus fronteras.
Obama, el premio nobel de la paz por matar más que nadie anterior a él, llamaba “torcer el brazo” a chantajear a un gobierno o a un personaje para que obedeciese su deseo, que era el de los cabecillas del complejo de la matanza humana.