Las ciudades nicaragüenses están sin barricadas y se reanuda la vida normal. El sentimiento que prevalece es de alivio, y los comentaristas mejor informados han empezado a concluir que el intento de golpe ha fracasado.
Pareciera que en algún momento de la Historia la "intelligentsia" perdió la brújula, como si su conciencia política se hubiera desgatado, como si la fuerza de un verdadero humanismo se hubiera también agotado.
El victimario nunca podrá ser víctima y lo saben perfectamente quienes hoy andan huyendo, no porque sean perseguidos políticos, sino porque después de lo que consumaron, sabiéndose hechores de muchos crímenes, hasta de lesa humanidad.
Sin embargo, algunos medios informativos no colaboran con los esfuerzos por asentar la paz y la convivencia en Nicaragua con reportajes, cuando menos, poco neutrales.
El cinismo es no creer en la sinceridad o bondad humana, ni en sus motivaciones ni en sus acciones. Es una tendencia a expresarse mediante la ironía, el sarcasmo y la burla.
Con una angustia patentada, Noam Chomsky opinó sobre la Nicaragua del presidente Daniel Ortega al coincidir con las palabras de Amy Goodman: "Pero ha habido mucha corrupción, mucha represión. Es autocrático, sin dudas”.
El periodismo debe reconciliarse con la verdad y la primera gran verdad es que es un crimen seguir patrocinando desde nuestros editoriales el descarrilamiento del país por contenidos eminentemente políticos.