A un ciudadano de la “llanura” se le podría dispensar su desconocimiento sobre la Historia de Nicaragua o la de Costa Rica, pero no a un prominente miembro del conservador y ultra reaccionario Opus Dei y ex rector de una de las universidades más prestigio
Visitar el lugar donde reposan los restos de Tomás Borge, en Managua es un poco como sumergirse en las entrañas del proceso sandinista que alumbra el derrotero de ese país y afirma un proyecto de desarrollo independiente para Nicaragua y Centro América to
El Comandante de la Revolución Tomás Borge Martínez será recordado por su heroísmo, por sus frases ingeniosas y certeras, por su lealtad a la causa de Nicaragua, por su vocación antiimperialista.
No le perdonan su alma de poesía, porque no podía albergar infinitas aversiones; era un creador, y los creadores de verdad crean, no destruyen, por eso amó tanto al Frente Sandinista que lo armó de metáforas, de tentaciones y amaneceres.
No se puede tapar que existe una “clase social” en Nicaragua destinada –históricamente– a esparcir una “histeria colectiva” que nace de sus anheladas pretensiones de regresar al poder.
Los Estados Unidos recién entran a saldar sus viejas deudas históricas, pero con el sosegado desplazamiento de las placas tectónicas, insensibles al reloj tan fugaz de los mortales.