Nuestro continente fue edificado por líderes; y cada día esos hombres de una sola pieza ponen un ladrillo más en ese camino que ineludiblemente conduce a la libertad de los pueblos oprimidos.

El liderazgo es el conjunto de habilidades que un individuo tiene para influir en la forma de ser de las personas o en un grupo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo en el logro de metas y objetivos.

Es lo que hace Daniel, lo que hace Evo, lo que hace Correa, lo que hace Nicolás, lo que hacen Fidel y Raúl. Es una característica propia de héroes del siglo 21 que mantienen vivas las esperanzas de un mundo que necesita políticas humanizadas y no más “esteroides” envasados con la etiqueta de “Made in USA”.

Lo acaba de confirmar la Consulta Mitofsky que ubica al Presidente Daniel Ortega como uno de los mejor evaluados en América. El estudio cita: “El tercer período constitucional del presidente Daniel Ortega de Nicaragua presenta 60% de aprobación por parte de la población, por encima de los gobiernos de (Violeta) Chamorro, (Arnoldo) Alemán y (Enrique) Bolaños, pasa de la onceava a la sexta posición al incrementar 11 puntos porcentuales”.

Mitofsky demuestra así que tanto fuera como dentro, líderes como Daniel mantienen su estatus de eficientes administradores de sus estados.

La consultora igualmente califica la labor poco aceptable de gobiernos como los de Estados Unidos y Costa Rica.

¡Cuán necesarios son estos líderes! Que si no existieran no tendríamos voz en las grandes cumbres donde se discute qué se va a comer dentro de un año o quién apoya o no las guerras que desatan los presidentes genocidas en cualquier parte del mundo, en contubernio con un par de aliados demagogos.

“El gobierno estadounidense persiste en dominar América Latina y desestabilizar los gobiernos progresistas, para lo cual emplea diversas estrategias con la intervención de múltiples actores”; destacó la periodista Eva Golinger.

Y para contrarrestar las estrategias crueles e imperialistas se necesita a líderes que mantienen a su pueblo optimista. Porque el optimismo es como la fe; ambos mueven montañas. Pero ese optimismo no es ningún espejismo; sino la dirección en que esos líderes han llevado a sus naciones y cómo defienden sus mecanismos de gobierno ante el mundo.

Estos líderes han demostrado que la nobleza ya no es acompañante de la dejadez. Y así lo demostró en cada discurso el Comandante Hugo Chávez, que derrotó demasiadas adversidades para lograr que las prácticas solidarias quedaran en pie y en pleno fortalecimiento en toda Latinoamérica y varios países de otros continentes.

En conversación con la joven Diputada Eda Cecilia Medina me relató que si no existieran los gobiernos de izquierda “sería un retroceso en la restitución de derechos. Sería un retroceso en los avances que se han tenido en los pueblos.”

Coincido con la parlamentaria cuando dice que el regreso de los recursos naturales a los pueblos es algo imprescindible que se ha llevado a cabo gracias a gobiernos progresistas socialistas que están al frente enarbolando esas luchas.

“Si no fuese así ya se hubieran apoderado de esos recursos naturales que los pueblos necesitan para salir adelante. Sería los imperialistas – capitalistas los que tendrían esos recursos”; menciona Medina.

Es fundamental que se mantengan estos líderes. Para que persevere el espíritu por incluir al pobre en los proyectos. Que en naciones como Nicaragua no se repita el fenómeno odioso de decir “el gobierno nos ha abandonado; el gobierno se olvidó de nosotros”.

Es por la permanencia de líderes como Nicolás, heredero de la misión de Hugo, que los recursos naturales de Venezuela han desempeñado un rol esencial en la creación de alianzas equitativas con otros países; como la iniciativa llamada “ALBA” que sigue fortaleciéndose mientras los votos se siguen depositando en las urnas del socialismo y el humanismo.

Igualmente Evo en Bolivia le ha declarado una guerra a la desigualdad y a la competencia desleal de grandes corporaciones que acosan los recursos de esa tierra fértil. Porque preservar lo nacional es robustecer a la patria.

Estos líderes levantan la voz cuando otros solamente asienten. Así quedó demostrado en la más reciente Cumbre Climática en la que estos estandartes de la democracia han exigido a las grandes potencias que en lugar de seguir produciendo armas y amenazando a la humanidad, inviertan en el rescate del planeta. Para la supervivencia de todos; hasta de la autoridad más dominante del sistema solar.

Sin nuestros líderes, ya muchas de nuestras escuelas serían sucursales sangrientas de McDonalds. Nuestras banderas tendrían rayas rojas y blancas con algunas estrellas como adorno. Y nuestra libertad sería uno de esos cuentos cortos que ni entretienen ni aburren; solo entorpecen.

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