De no tener instituciones siempre listas para atender las emergencias, acá mucha gente sería parte de nuestros recuerdos y no de nuestro presente.

Nicaragua avanza a paso firme combatiendo mil y una inequidades que plantea el espectro económico mundial; batallando contra el empobrecimiento provocado todavía por las potencias que se desangran entre ellas para apoderarse del petróleo y los recursos naturales de otras naciones.

Como es natural, existen siempre planteamientos de oposición que no abandonan sus banderas políticas y tratan de desvirtuar los planes de un gobierno para tratar de llevar seguridad a todos los ciudadanos; pero esos señalamientos no calan ya en los votantes.

Por ello es oportuno reconocer que el poder ejecutivo de Nicaragua tiene delineadas buenas estrategias para proteger la vida; en un territorio sumamente inestable que al igual que muchos otros países resiente los efectos del cambio climático y la incomodidad de nuestro planeta; todo causado por nosotros mismos.

Esta hermosa tierra de lagos y volcanes es reconocida internacionalmente; como lo hizo la semana pasada la funcionaria de la Organización Panamericana de la Salud, Socorro Gross, sobre el plan para prevenir el ébola: "Nicaragua tiene un plan muy bien estructurado, que incluye simulacros que se organizan para reforzar los mecanismos preventivos y la bioseguridad que es muy necesaria para cualquier atención y manejo de casos sospechosos”.

Esta funcionaria califica como "excepcional" la capacidad de respuesta de Nicaragua ante una eventual emergencia por la presencia del virus. Destacando también que la capacidad de respuesta organizada de Nicaragua quedó demostrada con las acciones ejecutadas en abril pasado; con los llamados de auxilio de cientos de familias cuyas casas sucumbieron ante el terremoto de 6.2 grados escala Richter.

La respuesta fue inmediata; dando paso a la reconstrucción de las viviendas y al avituallamiento de los albergues. Manteniendo siempre a los afectados protegidos y alimentados. Todo dentro de un proceso difícil que no es perfecto para todos pero que no escatima en esfuerzos gubernamentales siempre de la mano con el afectado.

Desde el desastre de 1998 que acabó con la vida de miles de nicaragüenses por la embestida del huracán “Mitch”; más el abandono del gobierno liberal de turno, la creación del Sistema Nacional de Prevención y Mitigación a Desastres SINAPRED ha sido clave para la subsistencia. Pero más lo es su fortalecimiento.

El gobierno del presidente Daniel Ortega se ha dado a la tarea de reformar el funcionamiento de esta amplísima institución; definiendo los ejes de trabajo; nombrando más autoridades para desempeñar las labores en su totalidad sin dejar escapar detalles. Y eso ha repercutido en la agilización de la ayuda.

Las buenas relaciones internacionales de Nicaragua han sido uno de los puntos para que en el extranjero se decanten por auxiliarnos. Este país recibe el apoyo de naciones hermanas que confían en la eficiente administración de los recursos que envían.

En la Asamblea Nacional se aprueban constantemente convenios económicos para utilizar en casos de emergencias. Como el que se aprobó hace un par de semanas por 24 millones de dólares por parte del Banco Mundial en conjunto con Honduras para este propósito. Y los proyectos de este calibre siguen llegando; como consideración a que Nicaragua es altamente vulnerable ante casi todo tipo de fenómenos de la naturaleza.

Las estrategias del sector salud son bien evaluadas por la población. Misma que es testigo de estos planes como los numerosos simulacros de sismos e incendios, la fumigación, la abatización, la vacunación y la prevención de enfermedades como la causada por el “chikungunya”. Este entró a Nicaragua mucho tiempo después que ya había azotado a otros países; y su regulación ha resultado efectiva y controlada a pesar que algunas familias han sido golpeadas.

Otras emergencias como la influenza AH1N1 y la leptospirosis han sido manejadas con eficacia a la par de los bríos por fortalecer al sistema de salud que ofrece servicios gratuitos en medio de las dificultades económicas.

Contamos con instituciones preparadas para movilizarse expeditamente a los lugares donde acontecen tragedias. Como en las minas; donde las condiciones casi dejan sin padres a muchas familias; y ahora los planes son crear mecanismos que mantengan con vida a esos honorables artesanos que entregan su fuerza para llevar un sustento a sus hogares. No hemos terminado de escuchar sobre esa situación, seguramente las respuestas no tardarán.

Al lado de las acciones gubernamentales; está la voz y esperanza del pueblo. Que cabalga por el mismo sendero de la solidaridad; todo esto comprobado con lo que reflejan los medios de comunicación responsables. Porque si faltara la voluntad de las personas, seguramente el empuje del gobierno no sería tan determinante.

Y ese modo de transmitir el espíritu solidario para que todos ayudemos también es una medida correcta de prevención.

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