Estamos en septiembre, arrancamos septiembre y para nosotros es un mes de eventos azules y blancos, que nos obligan a la más íntima relación con la patria, con nuestra tierra natal con la que tenemos vínculos afectivos, jurídicos e históricos.
En toda sociedad lo que centra la atención de quienes pretenden ser parte de ella lo que determina el éxito es el producto que se quiera vender y si este es malo ni a la fuerza entra. En ese sentido el valor político.
Evidentemente la Iglesia Católica Nicaragüense, cuya cabeza dirigencial la representa la Conferencia Episcopal de Nicaragua, ha decidido descaradamente meterse de cuerpo entero al tinglado político a través de algunos obispos.
Con motivo de la celebración del V centenario de la caída de Tenochtitlan durante la batalla por la conquista de México bajo la arrolladora fuerza opresora de los españoles dirigidos por Hernán Cortés, se hizo evidente la actitud traidora.
Desde hace algunos años, pero de forma más aguda últimamente, Nicaragua se ha convertido en el nuevo objetivo para ser derribado en el “pimpampum” que un conjunto de países occidentales -léase imperialistas- juegan con Cuba, Venezuela y Bolivia.
La diplomacia se dice o se decía es la rama de las relaciones internacionales llamada a generar negociaciones para alcanzar acuerdos y procedimientos “pacíficos” entre los países, pero no solo se ciñe a los Estados, sino con organismos y organizaciones.
En Nicaragua se está construyendo una respuesta real a esta pregunta apuntando al aprender con calidad de cada una/o de las/os protagonistas en el área educativa.