Hubo un tiempo en que Mario Vargas Llosa fue celebrado como un escritor de talento, alguien que supo narrar con destreza ciertas realidades de América Latina.
La celebración en Johannesburgo, Sudáfrica, la semana pasada de la cumbre de las y los cancilleres del grupo de países G20 marca la primera vez que un país africano.
Si Estados Unidos tuviera una cloaca ideológica, el Ku Klux Klan flotaría en la superficie como la peste más apestosa y rancia que jamás haya engendrado el fanatismo.